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Libro proporcionado por el equipo L
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Anónimo El cantar de los Nibelungo
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e los monumentos literarios que se
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ellas, es la causa ocasional de la
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halla un solo verso de Heinrich von
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CANTO I: [1] El sueño de Crimilda
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pueden presentarse como ejemplo de
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Llegado que hubo a la edad de prese
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formidable. Podrían escucharse y d
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Crimilda fue esposa del atrevido Si
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Hermosos eran los caballos y los ar
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—Si queréis ver al rey es cosa f
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Además, dijo Hagen: —Aunque en m
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Dragón y se bañó en su sangre, h
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avo y respetado caballero. —Calma
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CANTO IV: [3] De cómo Sigfrido com
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—No puedo comunicar a todos los g
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enemigos hasta lograr encontrar a e
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Ludegero delante de los suyos. Tres
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» Jamás en los combates tenidos h
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—Bien podéis darle las gracias
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CANTO V: [4] De cómo Sigfrido vio
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Sacáronse de las arcas hermosos tr
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junto a ella, y la joven digna de a
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CANTO VI: [5] De cómo Gunter fue a
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su fuerza se acrecienta también, a
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Después de despedirse cortésmente
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Todos estaban dispuestos a ejecutar
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Todo aquello agradaba al rey Gunter
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con altivez. Se refleja en su sembl
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deslumbradoras iluminaban a la rein
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La piedra había caído a doce braz
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—¿Pero qué hacemos? —dijo Hag
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uscó asilo, como suelen hacer los
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—¿Cómo te llaman? —Me llamo S
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—Permitid que os encargue de mis
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El rey mandó buscar al guerrero y
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—Más os diré todavía —añadi
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avisar a sus amigos y prevenirlos d
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CANTO X: [9] De cómo Brunequilda f
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lanzas contra los escudos. Todo el
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Así le dijo el rey Gunter: —Herm
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mañana siguiente en que la luz vin
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puede haber ido el rey? ¿Quién ha
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También el rey Gunter experimentab
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CANTO XI: [10] De cómo Sigfrido vo
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Sus más próximos parientes los ac
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debía inculcarle todas las virtude
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lo que su señor le mande. —En ta
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que los extranjeros permanezcan de
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No ocultaron nada en el palacio de
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Enviaron mensajeros para anunciar s
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conoceros. —Esa alegría me ha si
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la misma pompa. Llenas de alegría
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illante entre las estrellas. Con ra
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—Por mi honor —replicó Brunequ
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comprender que nunca lo debió deci
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CANTO XV: [13] De cómo hicieron tr
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defender a mis buenos amigos, tan b
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Con altiva arrogancia, dijo Sigfrid
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Se acordó de la confianza que hab
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Los gamos y las cabras casi nunca l
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A causa de su buen olor lo habían
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montaña en busca de la fuente. Hag
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» Que pueda disfrutar del benefici
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fuera su señor. Llevó a la cámar
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—Señora, deteneos: aquí hay ten
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—Si no queréis creer lo que hab
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—¡Querida hermana! —dijo el re
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muchas mujeres lloraban también.
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Cuando el rey Sigemundo quiso march
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Abandonaron sin acompañamientos a
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Pero bien pronto consiguió una hor
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El camarero se apresuró a ir en bu
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hacerle daño. Antes que el rico re
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—¿Quién de los que hay aquí co
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llevaban abundantes trajes y armas
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Entretanto proporcionaron a los ext
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de la casa no dejó de imponer a ni
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Los fuertes héroes tuvieron que ha
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la muerte de mi amado esposo» . Pe
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También llegaron con su acompañam
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Sus parientes le besaron la boca y
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con todas las mujeres que le acompa
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casa ofreció con cariñoso respeto
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Peschenege. Éstos eran muy diestro
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Todo lo que pudiera desear estaba a
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CANTO XXIII: [19] De cómo Crimilda
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mensajeros a Worms sobre el Rhin y
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CANTO XXIV: [20] De cómo Werbel y
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—¿Quién nos hará saber de dón
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—Con vos mismo estáis de malas.
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—La señora Brunequilda no está
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CANTO XXV: [21] De cómo los reyes
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siempre dolor a Crimilda. Los que a
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No le convenía obedecer al rico ba
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Remaba con golpes tan seguidos, que
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quieras ahogar? Hagen le respondió
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Voló esta noticia de compañía en
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Gritó a Dankwart en alta voz: —
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levantar tiendas dichosas. Permanec
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CANTO XXVII: De cómo fueron recibi
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músico: este beso lo merecía por
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Después de hacer la primera comida
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las gentes que iban a llegar los h
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Dietrich muchos caballeros y criado
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—Ya me lo había y o pensado —l
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CANTO XXIX: [24] De cómo ni Hagen
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vida. Creo ver que bajo la seda tra
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hablaba en alta voz. Dijo a sus se
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CANTO XXX: [25] De cómo Hagen y Vo
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Condujeron a los extranjeros a una
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parientes. » Cuando los dos estemo
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adornados, los brillantes y bien te
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Cuando se marcharon los que habían
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Los parientes del margrave de los H
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una esposa podía vengarse de una m
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ey Etzel. —Nada puedo deciros ace
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alejaos de mí —replicó Dankwart
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—El guerrero Blodel y los que iba
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profundas heridas a través de las
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Cuando escuchó esto el de Berna, t
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CANTO XXXIV: [28] De cómo sacaron
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Delante del palacio de Etzel perman
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llevaban ceñidos los buenos y bril
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Inmediatamente el guerrero se encon
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que estaba allí sentían pena por
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La terrible lucha continuó hasta q
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La esposa de Etzel mandó entonces
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Huneland. Vengaron sus muertes con
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—Ved cómo permanece quieto el qu
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Él se lanzó a exponer su alma y s
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—Detente un momento, noble Rudigu
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herido de muerte, le dio tan terrib
- Page 286 and 287: La pena del rey Etzel era también
- Page 288 and 289: —Yo iré a la sala para saber not
- Page 290 and 291: que hemos perdido nuestro consuelo
- Page 292 and 293: Los hombres de Dietrich se apresura
- Page 294 and 295: demonio. —Con razón os ha sucedi
- Page 296 and 297: —¡Si todos mis hombres han muert
- Page 298 and 299: uscar a los dos guerreros, que esta
- Page 301: Hizo llevar a Hagen a un calabozo,
- Page 304 and 305: Cuando el valiente vio la cabeza de
- Page 307 and 308: NOTAS En nuestro deseo de presentar
- Page 309 and 310: [2] CANTO III
- Page 311 and 312: [4] CANTO V
- Page 313 and 314: [6] CANTO VII
- Page 315 and 316: [8] CANTO IX
- Page 317 and 318: [10] CANTO XI
- Page 319 and 320: [12] CANTO XIV
- Page 321 and 322: [14] CANTO XVI
- Page 323 and 324: [16] CANTO XVIII
- Page 325 and 326: cuy as fuentes se hallan en Suiza h
- Page 327 and 328: [19] CANTO XXIII
- Page 329 and 330: [21] CANTO XXV
- Page 331 and 332: [23] CANTO XXVIII
- Page 333 and 334: [25] CANTO XXX
- Page 335: [27] CANTO XXXIII
- Page 339 and 340: [31] CANTO XXXVII