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El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

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la muerte <strong>de</strong> mi amado esposo» .<br />

Pensaba: « Ya que el señor Etzel tiene tantos guerreros, haré lo que quiera<br />

cuando <strong>los</strong> man<strong>de</strong>. Él tiene tantas riquezas que podrá darme mucho; nada me ha<br />

<strong>de</strong>jado <strong>de</strong> mis bienes el cruel Hagen» .<br />

Así contestó a Rudiguero:<br />

—Si no me hubieran dicho que es pagano y o hubiera accedido con gusto y lo<br />

hubiera tomado por esposo.<br />

—No digáis eso, señora —replicó en seguida el margrave—. No es pagano<br />

por completo, estad segura; estaba medio convertido mi querido señor, cuando se<br />

volvió pagano: si lo amarais, señora, no se per<strong>de</strong>ría la esperanza.<br />

» Tiene tantos guerreros que son cristianos, que cerca <strong>de</strong>l rey no sufriréis<br />

pesar ninguno; y o creo que el buen rey volverá a Dios si os hacéis su esposa.<br />

Así dijeron a sus hermanos:<br />

—Concé<strong>de</strong>lo, hermana mía, y <strong>de</strong>secha la aflicción en que estás. —Le<br />

rogaron tanto tiempo, que al cabo dijo con tristeza <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> aquel héroe que<br />

sería <strong>de</strong> Etzel. Añadió Geiselher—: ¡Os seguiré, pobre reina! Os seguiré al<br />

Huneland tan pronto como tenga amigos que me acompañen a ese país.<br />

Después la hermosa Crimilda dio su mano a <strong>los</strong> guerreros. <strong>El</strong> margrave dijo:<br />

—Si entre <strong>los</strong> vuestros tenéis dos guerreros, y o tengo aquí muchos más; con<br />

estos podremos conduciros con honor fuera <strong>de</strong>l Rhin. No es menester que<br />

permanezcáis más tiempo entre <strong>los</strong> Borgoñones.<br />

» Quinientos hombres tengo conmigo y a<strong>de</strong>más mis parientes; os servirán<br />

aquí y cuando estemos junto a Etzel harán lo mismo, y o obraré <strong>de</strong> igual manera<br />

cuando me lo advirtáis, para no caer en falta.<br />

» Haced preparar vuestros cabal<strong>los</strong> <strong>de</strong> viaje, nunca <strong>los</strong> consejos <strong>de</strong> Rudiguero<br />

os causarán pesar. Haced advertir a las vírgenes que <strong>de</strong>ben ir con vos; durante el<br />

camino encontraremos muchos guerreros distinguidos.<br />

<strong>El</strong>la poseía aún ricos adornos por <strong>los</strong> que se había luchado en tiempo <strong>de</strong><br />

Sigfrido y éstos podrían llevar<strong>los</strong> con honor, durante el camino, muchas jóvenes.<br />

¡Oh!, ¡cuántas buenas sillas se prepararon para las hermosas mujeres!<br />

Los ricos trajes que habían llevado en otro tiempo <strong>los</strong> prepararon para el<br />

viaje, pues les <strong>de</strong>cían muchas cosas <strong>de</strong>l rey ; abriéronse entonces <strong>los</strong> cofres que<br />

hacía mucho tiempo tenían cerrados.<br />

Muy ocupados estuvieron durante cinco días y medio sacando <strong>de</strong> sus<br />

envolturas lo que tenían guardado. Crimilda abrió su tesoro; quería hacer ricos a<br />

todos <strong>los</strong> que habían acompañado a Rudiguero.<br />

<strong>El</strong>la tenía todavía oro <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Nibelungos</strong>: era su intención distribuirlo<br />

entre <strong>los</strong> Hunos. Cien mulas no hubieran bastado para transportar<strong>los</strong>. Hagen supo<br />

todas las noticias que se referían a Crimilda.<br />

—Por cuanto Crimilda no me ha <strong>de</strong> volver nunca a su favor —dijo—, es<br />

menester que aquí se que<strong>de</strong> el oro <strong>de</strong> Sigfrido. ¿Por qué he <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a mis

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