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El cuerpo nunca miente - Alice Miller (2)

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familiar y no creer en teorías que no le convencían lo más mínimo. La

depresión desapareció y la anorexia tampoco retornó.

La anorexia nerviosa se considera una enfermedad muy compleja que a

veces tiene un desenlace fatal. La persona muere lentamente. Sin embargo,

para entender esta enfermedad, es preciso que comprendamos lo que esta

persona sufrió de pequeña y el suplicio anímico que vivió a manos de sus

padres, que le negaron el alimento emocional esencial. Esta afirmación

produce tal malestar entre los médicos que éstos prefieren sostener que la

anorexia es incomprensible y que puede paliarse con medicamentos, pero

no curarse del todo. En suma, un malentendido, pues la historia explicada

por el cuerpo es ignorada y sacrificada en el altar de la moral en nombre

del cuarto mandamiento.

Anita aprendió —primero con Nina, después con Susan y, finalmente,

con el grupo— que estaba en su derecho de sentir la necesidad de una

comunicación «nutricia», que no tenía que renunciar más a este alimento y

que no podía estar cerca de su madre sin pagarlo con depresiones. Eso le

bastó a su cuerpo, que desde entonces ya no tuvo que hacerle advertencias,

porque Anita respetaba las necesidades de éste, por las que, siempre que

fuera fiel a sus sentimientos, ya no dejaba que nadie la culpara.

Gracias a Nina, Anita experimentó por primera vez en el hospital que

uno puede recibir calor humano y simpatía sin necesidad de exigencias ni

acusaciones por la otra parte. Luego tuvo la suerte de encontrar en Susan

una terapeuta que podía escuchar y sentir, con la que descubrió sus propias

emociones y se atrevió a vivirlas y expresarlas. A partir de ese momento

supo qué alimento buscaba y necesitaba, logró entablar relaciones nuevas

y romper con las viejas, de las que había esperado algo que desconocía.

Ahora sabía qué alimento buscaba, Susan se lo había dado y, gracias a esta

experiencia, pudo más tarde reconocer también los límites de su terapeuta.

Ya nunca más tendrá que esconderse en un agujero para huir de las

mentiras que le ofrezcan. Su verdad siempre las contrarrestará y no tendrá

que volver a pasar hambre, porque ahora la vida merece la pena.

La verdad es que el relato de Anita no precisa ningún comentario, los

hechos que describe ilustran los mecanismos que su historia revela. En el

origen de la enfermedad está el hambre de Anita por un contacto afectivo

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