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El cuerpo nunca miente - Alice Miller (2)

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auténtico con los padres y los amigos. Y la curación fue, al fin, posible en

cuanto Anita experimentó que hay personas que quieren y pueden

entenderla.

Entre las principales emociones reprimidas (contenidas o disociadas) en

nuestra infancia, y que se hallan almacenadas en las células de nuestro

cuerpo, está el miedo. Un niño al que han pegado, inevitablemente tiene un

miedo constante a nuevas palizas; pero, por otro lado, no puede vivir

sabiendo que lo han tratado con crueldad. Ha de reprimir ese

conocimiento. De igual modo, el niño desatendido no puede vivir su dolor

de forma consciente, y menos aún expresarlo, por temor a ser abandonado

por completo. Así que se aferra a un mundo irreal, más bello e ilusorio.

Eso le ayuda a sobrevivir.

Cuando en el adulto, a través de sucesos de lo más banales, se

desencadenan las emociones reprimidas en el pasado, éstas apenas gozan

de comprensión: «¿Yo? ¿Miedo a mi madre? Pero si es absolutamente

inofensiva, me trata con cariño y hace todo lo que puede. ¿Cómo voy a

tenerle miedo?». O en otro caso: «Mi madre es horrible. Pero soy

consciente de ello, por eso he roto mi relación con ella, no dependo de ella

para nada». Quizás el adulto se conforme con esto. Pero es posible que en

su interior todavía viva el niño no integrado, cuyos miedos nunca pudieron

ser aceptados ni vividos de forma consciente y que, por tanto, hoy se

dirigen hacia otras personas. Estos miedos pueden, sin motivo aparente,

asaltarnos de improviso y causarnos pánico. Si no se experimenta en

presencia de un testigo cómplice, el miedo inconsciente a la madre o al

padre llega a sobrevivir durante décadas.

En Anita, por ejemplo, eso se manifestó en su desconfianza hacia todo

el personal clínico y en su incapacidad para comer. Es cierto que con

frecuencia la desconfianza estaba justificada, pero tal vez no siempre. Eso

es lo desconcertante. Lo único que el cuerpo no paraba de decir era: no

quiero esto, pero no podía decir lo que quería. Sólo después de que Anita

viviera sus emociones en presencia de Susan, después de descubrir en su

interior todos los temores que en el pasado le había inspirado una madre

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