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El cuerpo nunca miente - Alice Miller (2)

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mediante un acto de voluntad, como he dicho antes. Pero acaban

desapareciendo cuando nos decidimos a hacer frente a nuestra verdad; eso

no es fácil, porque en la mayoría de los casos implica dolor, aunque sí

posible.

En los foros a menudo se observa que algunas personas, después de

quejarse de lo que les han hecho sus padres, se enfadan si alguien del

grupo reacciona con indignación a ese relato, aunque este alguien no

conociera a esos padres; su indignación va dirigida contra aquello que le

ha oído decir a la persona del grupo en cuestión. Porque no es lo mismo

quejarse de los actos de los padres que tomar esos hechos completamente

en serio. Esto último aviva el miedo del niño al castigo, de ahí que muchos

prefieran mantener reprimidas sus primeras percepciones, no ver la

verdad, encubrir los hechos y conformarse con la idea del perdón, de

manera que seguirán presos en su dinámica infantil de expectativas.

Empecé a someterme a psicoanálisis en el año 1958 y, si miro

retrospectivamente, me da la impresión de que mi psicoanalista estaba

muy imbuida de la moral. Yo no me di cuenta, porque he crecido con la

misma escala de valores; por eso no tuve la posibilidad de reconocer

entonces que había sido una niña maltratada. Para descubrirlo necesité una

testigo que hubiera recorrido este camino y que ya no compartiera la

habitual negación del maltrato a los niños que reina en nuestra sociedad.

Todavía hoy, más de cuarenta años después, esta postura no está

generalizada. Los informes de los terapeutas que aseguran estar del lado

del niño incurren, en la mayoría de los casos, en una postura pedagógica,

de la que, naturalmente, no son conscientes porque nunca la han

proyectado. Aunque algunos de mis libros aluden y alientan a los pacientes

a hacer justicia consigo mismos y a no ceder ante las exigencias ajenas,

como lectora tengo la sensación de que los terapeutas siempre dan

consejos que uno, en realidad, no puede seguir. Pues aquello que yo

describo como resultado de una historia se considera una mala costumbre

que uno debiera corregir: «Uno debería aprender a respetarse, debería

poder valorar sus virtudes, debería esto, lo otro y lo de más allá». Hay toda

una serie de información que pretende ayudarle a uno a recuperar su

autoestima, pero sin que pueda liberarlo de sus bloqueos; yo creo, en

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