29.07.2020 Views

El cuerpo nunca miente - Alice Miller (2)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

fuerzas con la esperanza de poder transformarlo alguna vez en un ser

cariñoso mediante la propia ceguera.

Es esta esperanza la que puede haber llevado a los representantes de la

Iglesia católica a sentir compasión por Hussein. Hace un par de años

solicité apoyo a unos cuantos cardenales cuando presenté al Vaticano el

material sobre las consecuencias del maltrato infantil y les pedí que

ilustraran al respecto a los matrimonios jóvenes con hijos.

Como ya he dicho antes, no obtuve por parte de ninguno de los

cardenales a los que había escrito la más mínima muestra de interés por el

problema de los niños maltratados, un problema de alcance mundial

ignorado pero candente. Igual que tampoco hubo el menor gesto de

misericordia cristiana. Sí que es cierto, sin embargo, que hoy en día

demuestran con rotundidad su capacidad compasiva, pero curiosamente no

por los niños maltratados ni por las víctimas de Saddam, sino por él

mismo, por la figura paterna carente de escrúpulos que simboliza el

temido déspota.

Los niños golpeados, torturados y humillados que nunca contaron con

el apoyo de un testigo que les ayudara suelen desarrollar más adelante una

gran tolerancia hacia las crueldades de las figuras paternas y, al parecer,

una sorprendente insensibilidad por lo que se refiere al sufrimiento de los

niños maltratados. Se niegan en redondo a admitir que ellos mismos

fueron maltratados en el pasado, y la insensibilidad les permite mantener

los ojos cerrados. Por eso, aunque estén absolutamente convencidos de sus

propósitos humanos, harán de abogados del diablo. Desde pequeños han

aprendido a reprimir e ignorar sus verdaderos sentimientos; han aprendido

a no confiar en éstos y a hacerlo sólo en las normas de los padres, los

profesores y las autoridades eclesiásticas. Y ahora sus responsabilidades

adultas no les dejan tiempo para percibir sus propios sentimientos, a

menos que dichos sentimientos encajen a la perfección con el sistema de

valores patriarcal en que viven: como la compasión por el padre, por muy

destructivo y peligroso que éste sea. Al parecer, cuantos más crímenes

cometa un tirano, más tolerancia recibirá, eso siempre que el acceso de sus

admiradores al sufrimiento de sus propias infancias permanezca

herméticamente cerrado.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!