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nayagua

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180el talento. No sabemos qué pensó ella después de conocer a la pareja. Cuentan querobaba cualquier ejemplar que encontraba de los libros del poeta en bibliotecas,librerías y casas ajenas y después se los llevaba a su casa. Eran libros que Margasabía que Juan Ramón buscaba exasperadamente. Unos, porque estaban agotados,otros, porque quería quemarlos para que nadie pudiera volver a leerlos. Hastacuenta Marga en sus diarios que fingió una enfermedad para entrar en el despachodel doctor Gregorio Marañón y así tener acceso a su biblioteca.Pero debajo de todo ese talento y de la vehemencia de la juventud se escondía unaMarga triste, insegura, dispuesta siempre a acatar la voluntad de sus padres. JuanRamón y Zenobia lo sabían y quisieron ayudarla de alguna manera. Darle una casaa la que ir para encontrar conversación, amistad, apoyo. Un día Marga se presentóen su casa y les dijo que le daba “vergüenza preguntarles cuando es tan malo todo loque he podido enseñarles de mi trabajo, pero me siento capaz de hacer algo mejor yla mayor satisfacción que podrían darme sería que me dejaran esculpir su cabeza y lade su marido, si no creen que lo hago mal. ¡Hace tanto tiempo que quiero hacerlo!”.Cuenta Zenobia que, como mujer, hubiera preferido que Marga esculpiera a su gatopersa. “Aunque yo nunca me he hecho ilusiones en cuanto a mi apariencia, no queríapasar a la posteridad pareciéndome a un crustáceo, y reconocía que rehusar era unaingratitud, pero Juan pensaba de otro modo: ‘Verás que una vez que se desprenda dela influencia de la madre, su trabajo va a ser completamente distinto –dijo–. Vamosa brindarle la oportunidad’”. Desde aquel día, Marga acudiría casi a diario a la casadel matrimonio para trabajar en el busto y charlar con ellos, llevarles flores, libros,regalos y agasajarles con su admiración. Por aquellos días Zenobia enfermó de cáncery debido al cansancio por el tratamiento, tenía que permanecer acostada sobre lacama mientras posaba para Marga.Y así es como empieza su diario: “TODO lo bello … porque tú sabes mirarlo …agradecido se te entra /…………/ y … te hace a ti, más bello …¡aún!”. No tiene fechas,pero se sabe que lo estuvo escribiendo durante la semana previa a su suicidio,impulsada por la fatalidad.“…Juan Ramón, no te debía dar estos escritos así… desastrosos y malos…pero, como no puedo… no me dejas… ¡decirte todo lo que te quiero!... qué importaque esté mal dicho …importa… la verdad, que yo he sentido tu amor… digo …lo siento …”El jueves 28 de julio de 1932, ni siquiera había pasado un año desde que conocióen persona a Juan Ramón, fue el último día de vida de Marga. Aquella mañanallamó a Zenobia para saber si podría verla, pero ella se excusó, tenía otros planes.Entonces salió de su casa con un sobre y un paquete entre las manos y se dirigió aver al poeta. Dejó el paquete encima de un velador y le entregó un sobre. “No loleas ahora”, le dijo. Y él no lo hizo hasta un día después.

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