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nayagua

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228De la muerte y el amor, el canto de Zuritajuan sorosCanto a su amor desaparecidoRaúl ZuritaSalamanca, Editorial Delirio, 2015Este texto inevitablemente tendrá mucho de personal aunque espero logre darcuenta críticamente de Canto a su amor desaparecido de Raúl Zurita: leí este libropor primera vez a los catorce años, en su cuarta edición, en Chile en el año 1989,cuando la larga y traumática dictadura militar llegaba a su fin y puedo decir, sinexagerar, que me cambió la vida.La censura oficial había terminado en 1985, mismo año de la primera edicióndel libro. Sin embargo, ya en libros imprescindibles como Purgatorio y Anteparaísoera evidente la tematización del contexto político a través del juego con el lenguajede lo implícito (bajo el desierto que sube al cielo o las montañas que marchan están,no es posible no pensarlo, los cuerpos de los detenidos desaparecidos; entonces,la poética ensoñación alucinada de Zurita, por parafrasear a Walter Benjamin,es también huella de la barbarie o, mejor dicho, permite desvelar imaginariamenteel carácter político del paisaje chileno plagado de cuerpos desaparecidos en sudesierto, su mar, sus nieves y sus ríos tan bellos y aparentemente inocuos y vacíosde sentido político).Contra las posturas de silencio o de clandestinidad –que finalmente generaronuna poesía sólo leída entre poetas– la postura de Zurita de publicar en dictadura,“llevado de la mano” por el gran Enrique Lihn (aunque luego se distanciaran) ala prestigiosa Editorial Universitaria, permitió que una generación entera de lectorestuviéramos acceso a la mejor poesía del momento. También Anguita, Parra,el mismo Lihn y Teillier, Turkeltaub (poeta y editor imprescindible para entenderel periodo) o Soledad Fariña y Manuel Silva Avecedo, entre otros, publicaron bajodictadura y fueron los poetas que jóvenes como yo o, como ha recordado haceunos años en una columna, Alejandro Zambra, teníamos acceso en un país sinapenas libros disponibles y donde la tragedia se acerca a la comedia ya que secuenta –no sé si fue así– que la gente quemó los libros con ideología de izquierdapero que los militares incluso confundían los libros sobre “cubismo” con textosrelacionados a Cuba. Mientras tanto los poetas clandestinos escribían poesía políticaen el peor sentido de la palabra (el mismo Pedro Montealegre que comenzósu escritura en un campo de concentración y luego evolucionará hacia una estética

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