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Enchiridion Symbolorum (Denzinger).pdf

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halagos y adulaciones, no obstante cualquier juramento prestado o confederación hecha<br />

con él, sin esperar sentencia ni mandato de juez alguno”... es errónea en la fe y<br />

costumbres, y la reprueba y condena como herética, escandalosa y que abre el camino a<br />

fraudes, engaños, mentiras, traiciones y perjurios. Declara además, decreta y define que<br />

quienes pertinazmente afirmen esta doctrina perniciosísima son herejes.<br />

EUGENIO IV, 1431-1447<br />

CONCILIO DE FLORENCIA, 1438 -1445<br />

XVII ecuménico (unión con los griegos, armenios y jacobitas)<br />

Decreto para los griegos<br />

[De la Bula Laeteniur coeli, de 6 de julio de 1439]<br />

[De la procesión del Espíritu Santo.] En el nombre de la Santa Trinidad, del Padre y<br />

del Hijo y del Espíritu Santo, con aprobación de este Concilio universal de Florencia,<br />

definimos que por todos los cristianos sea creída y recibida esta verdad de fe y así todos<br />

profesen que el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, v del Padre<br />

juntamente y el Hijo tiene su esencia y su ser subsistente, y de uno y otro procede<br />

eternamente como de un solo principio, y por única espiración; a par que declaramos<br />

que lo que los santos Doctores y Padres dicen que el Espíritu Santo procede del Padre<br />

por el Hijo, tiende a esta inteligencia, para significar por ello que también el Hijo es,<br />

según los griegos, causa y, según los latinos, principio de la subsistencia del Espíritu<br />

Santo, como también el Padre. Y puesto que todo lo que es del Padre, el Padre mismo se<br />

lo dio a su Hijo unigénito al engendrarle, fuera de ser Padre, el mismo precede el Hijo al<br />

Espíritu Santo, lo tiene el mismo Hijo eternamente también del mismo Padre, de quien<br />

es también eternamente engendrado. Definimos además que la adición de las palabras<br />

Filioque (=y del Hijo), fue lícita y razonablemente puesta en el Símbolo, en gracia de<br />

declarar la verdad y por necesidad entonces urgente.<br />

Asimismo que el cuerpo de Cristo se consagra verdaderamente en pan de trigo ázimo<br />

o fermentado y en uno u otro deben los sacerdotes consagrar el cuerpo del Señor, cada<br />

uno según la costumbre de su Iglesia, oriental u occidental.<br />

[Sobre los novísimos.] Asimismo, si los verdaderos penitentes salieren de este<br />

mundo antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por lo cometido y<br />

omitido, sus almas son purgadas con penas purificatorias después de la muerte, y para<br />

ser aliviadas de esas penas, les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, tales como<br />

el sacrificio de la misa, oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que los fieles<br />

acostumbran practicar por los otros fieles, según las instituciones de la Iglesia. Y que las<br />

almas de aquellos que después de recibir el bautismo, no incurrieron absolutamente en<br />

mancha alguna de pecado, y también aquellas que, después de contraer mancha de<br />

pecado, la han purgado, o mientras vivían en sus cuerpos o después que salieron de<br />

ellos, según arriba se ha dicho, son inmediatamente recibidas en el cielo y ven<br />

claramente a Dios mismo, trino y uno, tal como es, unos sin embargo con más<br />

perfección que otros, conforme a la diversidad de los merecimientos. Pero las almas de<br />

aquellos que mueren en pecado mortal actual o con solo el original, bajan<br />

inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si bien con penas diferentes [v. 464].<br />

Asimismo definimos que la santa Sede Apostólica y el Romano Pontífice tienen el<br />

primado sobre todo el orbe y que el mismo Romano Pontífice es el sucesor del<br />

bienaventurado Pedro, príncipe de los Apóstoles, verdadero vicario de Cristo y cabeza<br />

de toda la Iglesia y padre y maestro de todos los cristianos, y que al mismo, en la<br />

persona del bienaventurado Pedro, le fue entregada por nuestro Señor Jesucristo plena

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