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Enchiridion Symbolorum (Denzinger).pdf

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Cap. 8. Mas aquellos que dicen que Jesucristo redentor nuestro e Hijo de Dios sufrió<br />

la pasión de la cruz según la divinidad, por ser ello impío y execrable para las mentes<br />

católicas, sean anatema.<br />

Cap. 9. Todos aquellos que dicen que los que creyendo en el Padre y en el Hijo y en<br />

el Espíritu Santo renacen en la fuente del sacrosanto bautismo, no quedan igualmente<br />

lavados del pecado original, sean anatema.<br />

De la Inmunidad e independencia de la lglesia<br />

[De la Carta 8 Proposueramus quidem, al emperador Miguel, del año 865]<br />

...El juez no será juzgado ni por el Augusto, ni por todo el clero, ni por los reyes, ni<br />

por el pueblo... “La primera Sede no será juzgada por nadie...” [v. 352 ss].<br />

...¿Dónde habéis leído que los emperadores antecesores vuestros intervinieran en las<br />

reuniones sinodales, si no es acaso en aquellas en que se trató de la fe, que es universal,<br />

que es común a todos, que atañe no sólo a los clérigos, sino también a los laicos y<br />

absolutamente a todos los cristianos?... Cuanto una querella tiende hacia el juicio de una<br />

autoridad más importante, tanto ha de ir aún subiendo hacia más alta cumbre hasta<br />

llegar gradualmente a aquella Sede cuya causa o por sí misma se muda en mejor por<br />

exigirlo los méritos de los negocios o se reserva sin apelación al solo arbitrio de Dios.<br />

Ahora bien, si a nosotros no nos oís, sólo resta que necesariamente seáis para<br />

nosotros cuales nuestro Señor Jesucristo mandó que fueran tenidos los que se niegan a<br />

oír a la Iglesia de Dios, sobre todo cuando los privilegios de la Iglesia Romana,<br />

afirmados por la boca de Cristo en el bienaventurado Pedro, dispuestos en la Iglesia<br />

misma, de antiguo observados, por los santos Concilios universales celebrados y<br />

constantemente venerados por toda la Iglesia, en modo alguno pueden disminuirse, en<br />

modo alguno infringirse, en modo alguno conmutarse, puesto que el fundamento que<br />

Dios puso, no puede removerlo conato alguno humano y lo que Dios asienta, firme y<br />

fuerte se mantiene... Así, pues, estos privilegios fueron por Cristo dados a esta Santa<br />

Iglesia, no por los Sínodos, que solamente los celebraron y veneraron...<br />

Puesto que, según los Cánones, el juicio de los inferiores ha de llevarse donde haya<br />

mayor autoridad, para anularlo, naturalmente o para confirmarlo; es evidente que, no<br />

teniendo la Sede Apostólica autoridad mayor sobre sí misma, su juicio no puede ser<br />

sometido a ulterior discusión y que a nadie es lícito juzgar del juicio de ella. A la<br />

verdad, los Cánones quieren que de cualquier parte del mundo se apele a ella; pero a<br />

nadie está permitido apelar de ella...<br />

No negamos que la sentencia de la misma Sede no pueda mejorarse, sea que se le<br />

hubiere maliciosamente ocultado algo, sea que ella misma, en atención a las edades o<br />

tiempos o a graves necesidades, hubiere decretado ordenar algo de modo transitorio... A<br />

vosotros, empero, os rogamos, no causéis perjuicio alguno a la Iglesia de Dios, pues ella<br />

ningún perjuicio infiere a vuestro Imperio, antes bien ruega a la Eterna Divinidad por la<br />

estabilidad del mismo y con constante devoción suplica por vuestra incolumidad y<br />

perpetua salud. No usurpéis lo que es suyo; no le arrebatéis lo que a ella sola le ha sido<br />

encomendado, sabiendo, claro está, que tan alejado debe estar de las cosas sagradas un<br />

administrador de las cosas mundanas, como de inmiscuirse en los negocios seculares<br />

cualquiera que está en el catálogo de los clérigos o los que profesan la milicia de Dios.<br />

En fin, de todo punto ignoramos cómo aquellos a quienes sólo se les ha permitido estar<br />

al frente de las cosas humanas, y no de las divinas, osan juzgar de aquellos por quienes<br />

se administran las divinas. Sucedió antes del advenimiento de Cristo que algunos<br />

típicamente fueron a la vez reyes y sacerdotes, como por la historia sagrada consta que<br />

lo fue el santo Melquisedec y como, imitándolo el diablo en sus miembros, como quien

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