12.05.2013 Views

Enchiridion Symbolorum (Denzinger).pdf

Enchiridion Symbolorum (Denzinger).pdf

Enchiridion Symbolorum (Denzinger).pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Armado egregiamente con el conocimiento de las lenguas antiguas y con los<br />

recursos de la crítica, pase el exegeta católico a aquella tarea que es la suprema que se le<br />

impone, a saber: hablar y exponer el genuino sentido de los Sagrados Libros. Al llevar a<br />

cabo esta obra, tengan presente los intérpretes que su máximo cuidado ha de dirigirse a<br />

ver y determinar con claridad cuál es el sentido de las palabras bíblicas que se llama<br />

literal. Este sentido literal han de averiguar con toda diligencia por medio del<br />

conocimiento de las lenguas, con ayuda del contexto y de la comparación con pasajes<br />

semejantes; a todo lo cual suele también apelarse en la interpretación de los escritores<br />

profanos, a fin de que aparezca patente y claro el pensamiento del autor. Sólo que los<br />

exegetas de las Sagradas Letras, acordándose que aquí se trata de una palabra<br />

divinamente inspirada, cuya custodia e interpretación fue por Dios mismo confiada a la<br />

Iglesia, no han de tener menos diligentemente en cuenta las explicaciones y<br />

declaraciones del magisterio de la Iglesia, así como la interpretación dada por los Santos<br />

Padres y la “analogía de la fe”, como sapientísimamente advierte León XIII en su Carta<br />

Encíclica Providentissimus Deus. Traten también con singular empeño de no exponer<br />

solamente —cosa que con dolor vemos se hace en algunos comentarios— las cosas que<br />

atañen a la historia, arqueología, filología y otras disciplinas por el estilo; sino que, sin<br />

dejar de alegarlas oportunamente, en cuanto pueden contribuir a la exégesis, muestren<br />

sobre todo cuál es la doctrina teológica de cada uno de los libros o textos sobre la fe y<br />

las costumbres, de suerte que esta su exposición no sólo sirva a los maestros de teología<br />

para proponer y confirmar los dogmas de la fe, sino que ayude también a los sacerdotes<br />

para explicar ante el pueblo la doctrina cristiana y, en fin, a todos los fieles, para llevar<br />

una vida santa y digna del hombre cristiano.<br />

Como den tal interpretación, ante todo, como hemos dicho, teológica, eficazmente<br />

reducirán a silencio a quienes, afirmando que en los comentarios bíblicos apenas hallan<br />

nada que eleve la mente a Dios, nutra el espíritu y promueva la vida interior, andan<br />

repitiendo que hay que acudir a no sabemos qué interpretación espiritual que ellos<br />

llaman mística. Cuán poco acertado sea su sentir, enséñalo la misma experiencia de<br />

muchos que, meditando y considerando una y otra vez la palabra de Dios, han<br />

perfeccionado su espíritu y se han sentido movidos de vehemente amor a Dios, y lo<br />

mismo ponen de manifiesto la constante instrucción de la Iglesia y los avisos de los más<br />

grandes Doctores.<br />

A la verdad, no se excluye de la Sagrada Escritura todo sentido espiritual. Porque<br />

las cosas dichas o hechas en el Antiguo Testamento, de tal manera fueron<br />

sapientísimamente dispuestas y ordenadas por Dios, que las pasadas significaran de<br />

manera espiritual anticipadamente las que estaban por venir en la Nueva Alianza de la<br />

gracia. Por ello, el exegeta, así como debe hallar y exponer el que llaman sentido literal<br />

de las palabras, cual el hagiógrafo lo intentara y expresara, así también ha de hacer con<br />

el espiritual, con tal que debidamente conste que éste fue dado por Dios. Puesto que<br />

solamente Dios pudo conocer y revelarnos este sentido espiritual. Ahora bien, en los<br />

Santos Evangelios nos indica y enseña este sentido el mismo Salvador divino lo<br />

profesan también los Apóstoles de palabra y por escrito, imitando el ejemplo de su<br />

Maestro; lo demuestra la doctrina perpetuamente enseñada por la Iglesia, y nos lo<br />

declara, finalmente, el uso antiquísimo de la Liturgia, dondequiera que pueda<br />

debidamente aplicarse el conocido axioma: “La ley de orar es la ley de creen”. Así,<br />

pues, este sentido espiritual intentado y ordenado por el mismo Dios, descúbranlo y<br />

propónganlo los exegetas católicos con aquella diligencia que la dignidad de la palabra<br />

divina reclama; pero guarden religiosa cautela de no proponer, como genuino sentido de<br />

la Sagrada Escritura, otros sentidos traslaticios.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!