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Enchiridion Symbolorum (Denzinger).pdf

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pensarse que queda en modo alguno deshecha, pues acerca de los tales, si permanecen<br />

siendo lo que son, jamás podrá ser deshecha; pero no se aplica a quienes han dejado de<br />

serlo. Del mismo modo, consiguientemente, hay que entender aquello del<br />

bienaventurado Juan Apóstol: Hay pecado de muerte: no digo que se ruegue por él; y<br />

hay pecado no de muerte: digo que se ruegue por él [1 Ioh. 5, 16-17]. Hay pecado de<br />

muerte para los que permanecen en el mismo pecado; hay pecado no de muerte para<br />

quienes se apartan del mismo pecado. Ningún pecado hay, en efecto, por cuyo perdón<br />

no ore la Iglesia, o del que, por la potestad que le fue divinamente concedida, no pueda<br />

absolver a quienes de él se apartan, o perdonarselo a los penitentes, ella a quien se dijo:<br />

Cuanto perdonareis sobre la tierra... [cf. Ioh. 20, 23]; cuanto desatareis sobre la tierra,<br />

será desatado también en el cielo [Mt. 18, 18]. En la palabra “cuanto” entra todo, por<br />

grandes que sean y cualesquiera que sean los pecados, siguiendo, no obstante, verdadera<br />

la sentencia de aquellos, que proclama que nunca ha de ser perdonado el que persiste en<br />

seguirlos cometiendo, pero no el que después se aparta de ellos.<br />

De las dos naturalezas de Cristo<br />

[Del tomo de Gelacio Necessarium, sobre las dos naturalezas en Cristo, 492]<br />

(3) Como quiera, digo, que acerca de la Encarnación de nuestro Señor que, si bien en<br />

modo alguno puede explicarse, debe, sin embargo, creerse piadosamente con esta<br />

confesión: los eutiquianos dicen que sólo hay una naturaleza, esto es, la divina; y no<br />

menos Nestorio recuerda una sola naturaleza, es decir, la humana; si contra los<br />

eutiquianos hemos de afirmar dos, porque ellos toman una sola; consiguientemente,<br />

contra Nestorio que dice también una sola, predicaremos sin duda alguna haber existido<br />

no una sola, sino dos unidas desde su principio. Contra Eutiques que se empeña en<br />

afirmar una sola, esto es, la divina, añadimos convenientemente la humana, de suerte<br />

que le mostramos que allí permanecen las dos naturalezas de que consta este misterio<br />

singular; y contra Nestorio, que habla también de una sola, es decir, de la humana, no<br />

menos hemos de añadir la divina. Para que, por modo igual, contra la una sola de él,<br />

mantengamos con veraz definición que en la plenitud de este misterio existieron dos<br />

naturalezas con los efectos primordiales de su unión, y a unos y a otros, que, por modo<br />

diverso, declaman cada uno la suya, los vencemos, no a uno de ellos afirmando sólo una<br />

naturaleza, sino a los dos, por la unida propiedad de las dos naturalezas, de la humana y<br />

de la divina, la cual desde su principio permanece sin confusión ni defecto alguno.<br />

(4) Porque, si bien es uno solo y el mismo Señor Jesucristo, y todo Dios hombre y<br />

todo el hombre Dios, y cuanto hay de humanidad Dios hombre se lo hace suyo y cuanto<br />

hay de Dios, lo tiene el hombre Dios; sin embargo, para que permanezca este misterio y<br />

no pueda disolverse por ninguna parte, así todo el hombre permanece lo que Dios es,<br />

como todo Dios permanece cuanto el hombre es...<br />

SAN ANASTASIO II, 496-498<br />

De las ordenaciones de los cismáticos<br />

[De la Carta 1, Exordium Pontificatus mei, a Anastasio Agosto, de 496]<br />

(7) Según la costumbre de la Iglesia Católica, reconozca el sacratísimo pecho de tu<br />

serenidad que a ninguno de estos a quienes bautizó Acacio [obispo cismático], o a<br />

quienes ordenó según los cánones sacerdotes o levitas, les alcanza parte alguna de daño<br />

por el nombre de Acacio, en el sentido de que acaso parezca menos firme la gracia del<br />

sacramento por haber sido trasmitida por un inicuo... Porque si los rayos de este sol<br />

visible, al pasar por los más fétidos lugares, no se mancillan por mancha alguna del<br />

contacto; mucho menos la virtud de Aquel que,hizo este sol visible, puede constreñirse<br />

por indignidad alguna del ministro...

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