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Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

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HAGIOGRAFÍA<br />

I-8-<br />

El tono adusto <strong>de</strong>l Dios <strong>de</strong> Pascal y el<br />

sencillo y amoroso <strong>de</strong> San Agustín.<br />

“Yo no sé ni quién me ha traído al mundo, ni qué es<br />

el mundo, ni que soy yo mismo. Poseo un terrible<br />

<strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> todas las cosas... Todo cuanto sé es<br />

que tengo que morir pronto, pero lo que más ignoro es<br />

esta muerte que no podría evitar”. (Pascal).<br />

“Las frases <strong>de</strong> “Pensamientos” no son más que el eco<br />

<strong>de</strong> las frases <strong>de</strong> las “Confesiones”. Sin embargo, qué<br />

diferente es el tono. La requisitoria <strong>de</strong> Pascal contra<br />

la ignorancia humana es <strong>de</strong>spiadada. El Dios <strong>de</strong> Port-<br />

Royal tiene el rostro duro y cerrado <strong>de</strong>l antiguo<br />

Destino: <strong>de</strong>saparece entre las nubes y tan sólo se<br />

muestra al final para levantar a la pobre criatura. En<br />

Agustín, en cambio, el acento es <strong>de</strong>licado, lleno <strong>de</strong><br />

confianza, verda<strong>de</strong>ramente filial, y cuando se siente<br />

inquieto se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir en él una esperanza<br />

invencible. En vez <strong>de</strong> abatir al hombre bajo la mano<br />

férrea <strong>de</strong>l Justiciero, le hace experimentar la bondad<br />

<strong>de</strong>l Padre, que todo lo ha preparado, mucho antes <strong>de</strong> su<br />

venida, para el niño lleno <strong>de</strong> miserias. “Señor, en la<br />

vida han salido a mi encuentro las consolaciones <strong>de</strong> tu<br />

misericordia, como me lo ha enseñado mi familia <strong>de</strong><br />

sangre...Al venir al mundo he saboreado la dulzura <strong>de</strong><br />

la leche <strong>de</strong> la mujer. No eran mi madre ni mis nodrizas<br />

quienes llenaban sus pechos, sino Tú, que a través <strong>de</strong><br />

ellos me dabas el alimento <strong>de</strong> la niñez, como lo tienes<br />

establecido”. (Louis Bertrand: San Agustín, Patmos nº<br />

101, p. 43)<br />

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