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Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

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SOCIEDAD<br />

I-7-<br />

La tortura soviética (Fernando Paz).<br />

“¿Qué sucedía en los interrogatorios para que gente<br />

como Piatakov se aviniese a confesar lo que sus<br />

verdugos querían? ¿Cuáles eran las tácticas que<br />

empleaban? En realidad, éstas diferían sobremanera,<br />

aunque en general estaban estrechamente asociadas a la<br />

barbarie más extrema. Según las circunstancias, y sobre<br />

todo en los primeros tiempos, podían prometer al<br />

acusado que cuidarían <strong>de</strong> su familia, que nada les<br />

pasaría a ellos; a veces, incorporando la promesa <strong>de</strong><br />

una con<strong>de</strong>na corta para el reo, con lo que las<br />

posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> reanudar una vida normal una vez<br />

cumplida la pena se multiplicaban: otras veces, incluso<br />

se conseguían una confesión que incluyese la muerte<br />

para el acusado pero se mantenía la salvaguarda para<br />

sus parientes. Los reos solían acce<strong>de</strong>r. Por supuesto,<br />

Stalin jamás respetó una sola <strong>de</strong> las promesas hechas en<br />

este sentido”.<br />

“La tortura comenzaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento; el<br />

modo mismo <strong>de</strong> <strong>de</strong>tención era sumamente hiriente, pero lo<br />

peor llegaba con el tiempo. Los <strong>de</strong>tenidos eran<br />

encerrados en celdas dispuestas para albergar un número<br />

mucho menor <strong>de</strong> seres humanos. A veces, la cantidad <strong>de</strong><br />

presos que se hacinaba en las celdas multiplicaba por<br />

diez su capacidad. No se podía dormir, y había que<br />

hacer las necesida<strong>de</strong>s fisiológicas inevitablemente a la<br />

vista <strong>de</strong> todos. El hacinamiento era tal que nos se<br />

sentaban sobre las rodillas <strong>de</strong> los otros. Así podían<br />

pasar días, semanas y hasta meses. Al cabo <strong>de</strong>l tiempo<br />

in<strong>de</strong>terminado, se procedía a los preceptivos<br />

interrogatorios. Entonces, hasta los presos más<br />

curtidos estaban ya consi<strong>de</strong>rablemente ablandados”.<br />

“En ciertas circunstancias, lo mejor era confesar a<br />

las primeras <strong>de</strong> cambio, lo que aumentaba la<br />

satisfacción profesional <strong>de</strong> los guardas. Se evitaban<br />

golpes, noches en blanco y las más <strong>de</strong>sagradables<br />

consecuencias; pero no siempre era posible. A veces se<br />

trataba <strong>de</strong> que el <strong>de</strong>tenido incriminara al mayor número<br />

posible <strong>de</strong> personas y, cuando el reo estaba muy<br />

55

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