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Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

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SOCIEDAD<br />

I-7-<br />

El país <strong>de</strong> Trapisonda limita con<br />

Abisinia.<br />

Seny.-Ante el <strong>de</strong>sastre.<br />

“Han <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>spertados <strong>de</strong>l letargo <strong>de</strong> resignación, hedonismo y<br />

relativismo ético que esteriliza su capacidad <strong>de</strong> reacción y que les impi<strong>de</strong><br />

aceptar los sacrificios y los cambios indispensables para volver a la senda<br />

<strong>de</strong> la prosperidad”. (Vidal-Quadras: Epoca, nº 1312).<br />

La enajenación utópica sobre el género lírico-pastoril<br />

<strong>de</strong> naturaleza pura en el país <strong>de</strong> Trapisonda, don<strong>de</strong> se<br />

amarran los perros con longanizas. Invasión popular y<br />

revolución.<br />

“El pensamiento utópico es una constante <strong>de</strong>l ser<br />

humano, una tentación más fuerte y sutil que muchas<br />

otras. Es seguro que el lector habrá asistido a algún<br />

episodio <strong>de</strong> lo que podría <strong>de</strong>nominarse la “utopía <strong>de</strong>l<br />

bar”, o “<strong>de</strong>l café” y hasta es posible que alguna vez<br />

haya sido protagonista <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> estos episodios. En<br />

el bar, en el café, es fácil encontrarse con una<br />

persona que se lamenta <strong>de</strong> cómo van las cosas: si él<br />

mandase, enviaría, qué sé yo, a los <strong>de</strong>ntistas al<br />

paredón, a los comerciantes a trabajos forzados y a los<br />

empleados <strong>de</strong> correos a trabajar la tierra para que<br />

supieran lo que “es verda<strong>de</strong>ramente trabajar”. En alguna<br />

<strong>de</strong> estas ocasiones, atrapados en la onda emotiva <strong>de</strong>l<br />

momento, nos hemos sentido <strong>de</strong> acuerdo; otras, en<br />

cambio, nos alegramos profundamente en nuestro interior<br />

<strong>de</strong> que aquella persona no <strong>de</strong>tente el po<strong>de</strong>r,<br />

especialmente si nosotros pertenecemos a la clase<br />

social <strong>de</strong>nostada en aquel momento. Pero la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

poner las manos en la sociedad para rehacerla mejor se<br />

convierte en algo verda<strong>de</strong>ramente explosivo cuando sale<br />

<strong>de</strong>l bar y llega a cualquier intelectual que tiene<br />

posibilidad <strong>de</strong> publicar su propio pensamiento. La<br />

Revolución francesa, como ya se ha dicho, encontró el<br />

terreno abonado por la difusión capilar <strong>de</strong> tales i<strong>de</strong>as.<br />

Es bien conocido que Rousseau y Voltaire fueron los<br />

benjamines <strong>de</strong> la aristocracia <strong>de</strong>socupada <strong>de</strong>l Acien<br />

Regime. La moda suprema en las tertulias era la <strong>de</strong> leer<br />

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