Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

EPOCA TOTALITARIA
I-9-
La justificación del ejército nacional
en la liberación de España en 1936
(Carlos Marín de la Hoz)
“Si miramos a la parte nacional, tanto la
movilización de voluntarios como las alocuciones
públicas y las manifestaciones de la prensa, el mismo
grito de “Por Dios y por España” que recorre de norte a
sur la geografía española, y aun las palabras que en
cierto momento pronunciara Unamuno en Salamanca: “¡Hay
que salvar la civilización occidental, la civilizaciòn
cristina!”. Todo esto dio, o quiso dar, a la
intervención militar un sello inconfundible de
religiosidad y de cruzada. Con razón o sin ella, el
hecho es que la primera finalidad de defensa del orden
se convirtió, entre otras cosas, en defensa armada de
la religión”.
“También fue clara la postura que en este sentido
adoptaron, desde el primer momento, algunas de las
fuerzas del bando republicano, donde se empezó a
perseguir a la Iglesia como pocas veces había ocurrido
en la historia de España.
“Desde algunos sectores gubernamentales, la guerra
que declararon a la Iglesia fue desde entonces
implacable. Andrés Nin, jefe del Partido Obrero de la
Unificación Marxista (POUM), escribía, por ejemplo en
La Vanguardia, de Barcelona, poco después de empezar la
contienda: “La clase obrera ha resuelto el problema de
la Iglesia senncillamente dejando en pie ni una
siquiera”; y en un discurso político: “Había muchos
problemas en España, y los republicanos y los burgueses
no se habían preocupado de resolverlos: el problema de
la Iglesia...; nosotros lo hemos resuelto yendo a la
raíz: hemos suprimido sus sacerdotes, las iglesias y el
culto”. La Batalla, órgano oficial del POUM, lo
precisaba aún más explícitamente con estas palabras:
“No se trata de incendiar iglesias y de ejecutar a los
eclesiásticos, sino de destruir a la Iglesia como
institución social”.
“Cuando en mayho de 1937 corrieron rumores en la
zona republicana sobre una posible libertad de cultos,
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