Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

lo son si de veras procuran el bien que Dios mismo
quiere para sus queridos hijos de la tierra entera.
Desde antiguo, desde los inicios brumosos de la
historia humana, viene el afán de dar los hijos a Dios,
son dones, regalos. Desde los comienzos arranca el
convencimiento de que todo es y pertenece al Señor del
Universo: padres, hijos que aparecen como milagros
todavía inexplicados. Israel había decretado que “todo
primogénito será consagrado al Señor Dios y para
rescatarlo, oblación sagrada de una paloma o incluso un
pichón”. Viene con los padres, después de regreso,como
de prestado.
“Dios hace al padre más respetable”, dice el sabio
judío en el Eclesiástico(c. 3), libro o catecismo para
la enseñanza. El mundo no puede ser santo ni bueno sin
la ayuda de otros hermanos, hermanos mayores, los
padres llamados, las autoridades. Sólo Dios es padre,
los demás hermanos. Sólo Dios es sabio, los demás
escuchan su voz y repiten sus sabios consejos.
Los padres son para procurar el bien de sus hijos
que Dios les ha dado. Y han de esforzarse por su
cometido. María y José han pasado apuros para que su
Niño, tesoro divino, no fuese un perdido: “Mira que tu
padre y yo te buscábamos angustiados”, (Lc 2).No se
desentienden, ni le abren la puerta para que se pierda
lo antes posible. Ni le dejan cerca el veneno de la
muerte eterna: le dan sus cuidados que son necesarios.
Le llevan a casa, ya recuperado y le van guiando con su
firme mano firme. No dejan que nadie ocupe su puesto,
su puesto de mando. No le dejan libre ni la puerta
abierta, Jesús se somete a sus padres buenos porque le
han buscado.
Los padres son dueños de su hogar y deben imponer
las normas de un buen gobierno, lo mismo que cuidan que
no beban veneno, ni coman comidas que les hagan daño.Y
el Niño Jesús, y todos los niños, han de ser guiados
por los padres si los padres mismos se dejan guiar por
la ley del cielo.
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