Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

sin principios, pero que le garanticen una bonita
apetura en un telediario. ¿Prudencia? No: cobardía. Y
sobre todo una traición a los propios votgantes, porque
después, cuando todo haya acabado, el paisaje quedará
como estaba. De aquí sólo puede nacer una gigantesca
frustración.
“Millones de españoles han votado al PP para que
cambie una sociedad que va directa al abismo. Y para
que la cambie sobre la base de un cierto número de
principios que la derecha social tiene muy claros: el
respeto a las libertades personales, el sentido
trascendente del orden osical, el derecho a la vida, el
amor a la patria común española, la defensa de la
familia, etec. Puede entenderse que el PP, convencido
de dar voz a sensibilidades múltiples, moduile estas
ideas en tonalidades diferentes. Lo que no se entiende
de ningún modo es que aplique politicas exactamente
contrarias a las que sus votantes reclaman.
“Hoy el Gobierno aparece claramente divorciado del
corazón de sus votantes. Tiene aún tiempo para
rectificar. Esperemos que también tenga la voluntad de
hacerlo”.
II.- Ante el aumento de las fuerzas destructoras
“Por supuesto que este desastre es tanto fruto de la
agresividad y la pertinacia de los independentistas
como del entreguismo y la cobardía de las fuerzas
constitucionalistas. Los socialistas, en una pirueta
incomprensible, se han cambiado de bando y han hecho
todo lo posible por facilitar a ETA el acceso a las
instituciones y el presupuesto público. El Partido
Popular lleva 15 años desmantelando sistemáticamente
sus organizaciones vasca y catalana, de las que ha
apartado a cualquier dirigente capaz de dar la batalla
ideológica. Estas brillantes estrategias han
desembocado en una hegemonía prácticamente irreversible
del secesionismo en dos partes esenciales de nuestra
nación. De hecho, el PSOE y el PP están condenados a
medio plazo a la desaparición en Cataljuña y en el
País Vasco si no se produce una reacción proporcional a
la magnitud del problema.
“Para empezar, las actuales direcciones de ambos
partidos en Cataluña y en el país Vasco deberían
dimitir ante su incapacidad probada de contener la
marea identitaria. A continuación, lo procedente sería
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