Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

ESTUDIO
III-7
El proyecto familiar
La primera y más grave responsabilidad personal es el
conocimiento del proyecto que le hará más bien. Si uno
está equivocado sobre sí mismo, el proyecto está
desorientado. Si uno no trabaja por conocerse, tiene
culpa y pecado. En esto hay dos errores:
infravaloración y sobre-valoración, desesperación y la
presunción. La presunción hoy se viste de optimismo:
haga lo que hiciere, yo por el hecho de pensar lo que
quiero y hacer lo que se me antojare, no puedo ser
tildado de malo, ni pecador...
Generalmente los hombres, en lo que les afecta,
consultan o se informa lo mejor posible: no se dedican
a consultar los caprichos de su conciencia. Hay que
contar con el hetero-conocimiento. Se hace de este
modo. Y entorno a esto hay profesores y jueces.
Oposiciones justas e injustas, robos o hechos de
justicia.
Desdeñar el conocimiento de la verdad, venga de
donde viniere, (de Agamenón o de su porquero);
desdeñarla –digo- es una oleada que anega la sociedad:
verdades tradicionales, tan antiguas como el sol, el
frío el calor, son enseñadas como dogmas inventados
para oprimir.
Pues la conyugalidad humana, conjuga, une a dos
personas, que constituyen una familia que viene muy
bien a la obra de la Providencia por medio de la
fidelidad de las personas.
Una vez aceptado el matrimonio, es necesario
empezar a conjugar el nosotros respeco a él, que es
diferente que nosotros. Pero no un nosotros de dos
antojadizos, sino el nosotros de dos obreros de Dios.
Es una sociedad y no se puede dar sin la colaboración
de todos. Lo mismo sucede con un equipo, un ejército,
una patria. Quien no aspira al nosotros, es
infrahumano. De hecho los hombres vibran ante la
magnífica unión de las multitudes: por multitudes, por
su fortaleza, y por su unidad voluntaria. El matrimonio
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