Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

HISTORIA
II-I-5-
Narváez y Garay se ven obligados a alabar la gloria de
Cortés. Los azares de la vida los padecen todos, más
tarde de esta conversación, también los probará, y
amargos, el Propio Cortés, aunque ha pasado mil veces
entre dos fuegos, esforzado, heroico hasta la misma
temeridad que ha burlado como nadie.
Garay y Narváez se pasean por Méjico después de haber
sido reducidos anteriormente por Cortés.
“Señor adelantado don Francisco de Garay, hanme
dicho ciertos soldados de los que se han venido huyendo
y amotinados que decía v. m. a los caballeros que traía
en su armada: “mirad que hagamos como varones y
peleemos muy bien con estos soldados de Cortés, no nos
tomen descuidados como tomaron a Narváez.” Pues Señor,
a mí, peleando me quebraron este ojo y me robaron y
quemaron cuanto tenía y hasta que me mataron al alférez
y muchos soldados y prendieron mis capitanes nunca me
habían vencido tan descuidado como a v. m. le han
dicho. Hágole saber que otro más venturoso hombre en el
mundo no ha habido como Cortés... en ventura... en lo
que tuvo entre manos como Octaviano y en el vencer como
Julio César y en el trabajar y ser en las batallas más
que Aníbal”. A lo que Garay contestaba que no había
menester decirle nada sobre la ventura de Cortés pues
bastaban los ojos para verlo. Encantadora escena que
pinta Bernal Díaz y en la que vemos a los dos
fracasados boquiabiertos de admiración ante el éxito de
su rival”. (Salvador de Madariaga: Hernán Cortés,
Austral, pág. 484).
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