Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

ESTUDIO
I-III-6-
La consideración de la persona humana
como mercancía
La falta de conocimientos, la ignorancia, la falta
de un proyecto de vida que valga la pena es una pena,
una amputación. La falta en la seriedad, fidelidad y
fortaleza para mantenerse firme en la realización del
proyecto, también es mutilación. ¿Por qué? Porque la
persona está llamada a un careo, a medirse con la
realidad, con la verdad y a realizar un proyecto
verdadero. No hay posibilidad de cortar los vínculos
entre los ojos y las cosas, los ojos y los colores. Y
así, la dependencia que se genera en el matrimonio
(aceptado, querido) ya es imborrable. Todo deseo de
independencia posterior está condenado al fracaso, un
fracaso que genera consecuencias patológicas
(dispersión, crisis de identidad, ansiedad, soledad,
despersonalización).
El utilitarismo aplicado a la persona, considerada
como fuente de placer personal, mutila la dignidad
sagrada de la otra persona: la divide entre cuerpo y
alma. Mutila el amor personal, el amor que ama a
alguien por ser persona. Es, por eso, un pecado de
rebelión para ponerse en manos de Dios como instrumento
de amor; en lugar de considerarse a sí mismo como capaz
de amar y servir, se pone como objeto a ser servido y
amado. No es fuente de amor sino receptor. Se ha
pervertido la naturaleza extrovertida de la persona
humana como agricultor de la vida.
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