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Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclos ... - Autores Catolicos

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tratados <strong>de</strong> todas las maneras <strong>de</strong>fendibles o<br />

in<strong>de</strong>fendibles, pero nadie pensaba que la comunidad caía<br />

con el rey o que solamente él <strong>de</strong>tentaba la autoridad<br />

final. El Estado no poseía a los hombres tan<br />

completamente, aunque pudiera mandarlos al patíbulo,<br />

como los posee en cierto modo ahora, cuando los pue<strong>de</strong><br />

enviar a la escuela elemental. Existía la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l<br />

refugio, que era generalmente un santuario. En<br />

síntesis, en cien diversas maneras, extrañas y sutiles<br />

para nuestro pensamiento contemporáneo, existía una<br />

suerte <strong>de</strong> escape hacia arriba. Había límites para el<br />

césar, y había libertad para Dios”.<br />

“La más alta voz <strong>de</strong> la Iglesia ha proclamado que<br />

este héroe fue, en el verda<strong>de</strong>ro y tradicional sentido,<br />

un santo y un mártir. Y es apropiado recordar que<br />

ciertamente se alinea, por una razón especial, junto<br />

con los “primeros mártires cuya sangre fue la semilla<br />

<strong>de</strong> la Iglesia en las primeras persecuciones paganas.<br />

Porque la mayoría <strong>de</strong> ellos murió, como él, por negarse<br />

a convertir una lealtad civil en una idolatría<br />

religiosa. La mayoría <strong>de</strong> ellos no murió por no querere<br />

adorar a Mercurio o Venus, Moloch o Príapo, que muy<br />

bien podríamos <strong>de</strong>sear que no existieran. La mayor parte<br />

<strong>de</strong> ellos murió por negarse a adorar a alguien realmente<br />

existente; una persona a la que estaban dispuestos a<br />

obe<strong>de</strong>cer, pero no a adorar. El martirio típico solía<br />

ser imagen <strong>de</strong>l divino Augusto, la sagrada imagen <strong>de</strong>l<br />

emperador. No era necesariamente un <strong>de</strong>monio digno <strong>de</strong><br />

ser <strong>de</strong>struido; era simplemente un déspota que no <strong>de</strong>bía<br />

ser convertido en dios. Aquí es don<strong>de</strong> el caso aparece<br />

muy cercano al problema al que se enfrentó Tomás Moro,<br />

y tan cerca <strong>de</strong> la adoración <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> hoy en día. Y<br />

es típico <strong>de</strong> todo el pensamiento católico que los<br />

hombres murieran en tormentos, no porque sus enemigos<br />

dijesen falseda<strong>de</strong>s, sino sencillamente porque se<br />

negaron a conce<strong>de</strong>r una reverencia irracional a aquellos<br />

a quienes estaban dispuestos a respetar<br />

razonablemente”.<br />

“Para nosotros el problema <strong>de</strong>l progreso es siempre<br />

un problema <strong>de</strong> proporciones; mejorar es adquirir una<br />

proporción correcta y no simplemente moverse en una<br />

dirección. Y nuestras dudas acerca <strong>de</strong> los fenómenos<br />

mo<strong>de</strong>rnos, los movimientos socialistas en la generación<br />

anterior a los fascistas, en la presente, no provienen<br />

<strong>de</strong> la incertidumbre sobre la conveniencia <strong>de</strong> la<br />

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