EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes
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—¡Qué distancia a Baudelaire!<br />
—Baudelaire es un hombre.<br />
—Cada evangelio me cuesta cinco veces más que una ilustración baudeleriana.<br />
—Técnicamente. En el sentido no cabe compararlos. El francés habla de la carne, de la<br />
sangre y los sentidos. A través del Cristo intentas aproximarte a cosas del alma, a veces no<br />
inscritas en carne, sangre ni sentidos, porque vienen del Padre que está en los cielos y se cierne<br />
con serena majestad sobre la comprensión de sus criaturas.<br />
—Debo conciliar el dogma católico con la intención cristiana; los Evangelios con la historia;<br />
la realidad con la fantasía; y aun tengo al frente las dificultades de forma…<br />
—Deja que tu obra avance sin programa, cronológicamente, luchando con tu tema y la<br />
dificultad de expresar lo que parecen haber agotado veinte siglos de plástica cristiana.<br />
—¿Qué soy, para acometer tamaña empresa?<br />
—Eres del linaje de los que se abisman en su sueño.<br />
—Todo en mi arte me parece desordenado, sin guía…<br />
—Eres ágil, turbulento; y es suerte de barbarie instintiva te empujará mas lejos.<br />
Adaptado a las costumbres indígenas, Delhez vestía sobrio pantalón de bayeta, saco de<br />
lana de oveja y calzaba "ojotas" o sandalias. Solía vérsele por la huerta de Cocaraya, con su lorito<br />
predilecto en el hombro, fumando deleitosamente y disputando con "Cocoliche" que, celoso del<br />
pajarraco, lo mordía traidoramente de la cola cada vez que el flamenco se inclinaba hacia las<br />
plantas. Le gustaba plantas, dar comida a los pájaros desviar las acequias para el riego, caminar<br />
sin rumbo por las lomas. "Cualquiera me tomaría por un administrador rural".<br />
Oía el rumor de su sangre, de "tempo" lento y rápido a la vez porque la vida<br />
fisiológicamente tranquila se entrecruzaba con la vivacidad de las ideas. Por fuera un campesino;<br />
un campesino pacífico, identificado con la placidez del medio. Por dentro el nórdico dualista que<br />
aspira a la unidad cósmica; viviendo el eterno conflicto de quien considera naturaleza supernatural,<br />
(no como el griego atento a la culminación selecta del hecho natural) aproximándose a ella por la<br />
oración o la pasión valiéndose de una vida entera para nacer, vivir la culminación sublime y<br />
destructora y perecer.<br />
A veces sucumbía al desconcierto. Trabajaba sin comparar la similitud de su arte con sus<br />
ideas, dejando que aquel se desenvolviera libremente. Su técnica se hacía más densa, pero<br />
también directa y sencilla. Trabajaba por la excelencia de trabajar, ignorando dónde lo llevaba su<br />
actividad; y la sombra de un futuro sin reposo enturbiaba la jornada.<br />
Ernalsteen no escondía su admiración:<br />
—Pocos trabajan como tú, tan duramente. ¿Qué sacarás de tanto esfuerzo?<br />
—No quiero perder mi tiempo enriqueciéndome. Cuando necesite dinero vendo algunas<br />
copias y eso bastará.<br />
—Vives fuera del mundo.<br />
—Habito el mío…<br />
—Te admiro, pero no te comprendo. ¡Hum! A ratos parece que fueras una larva sobre la<br />
madera.<br />
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