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EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes

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ser? El hombre bascula entre ambos extremo, decidiéndose al final por uno de ellos; por eso es<br />

una antinomia el artista-triunfador de la sociedad que cuida por el éxito con el mismo celo que<br />

construye su obra.<br />

—París te dispersa — decía Mr. France.<br />

—¿Por qué? —preguntaba Delhez.<br />

—Cada día que pasa saber menos y no obstante quieres saber más; el conocimiento<br />

pertenece al que se concentra, no al que busca en extensión.<br />

—Cuatro años… No ser nadie… Sólo pude conocer a fondo París.<br />

—Conocerás la ciudad de los turistas.<br />

—¡Oh, no! También la ciudad histórica:<br />

—¿La ciudad histórica? No la conocemos bien ni los parisienses. ¿Cómo distinguir si un<br />

edificio pertenece a la Lutecia romana o al París de Felipe Augusto? ¿Distingues las huellas del<br />

Renacimiento de las de Luis XIV? Uno es el París de la Revolución Francesa y otro el del Imperio.<br />

La geometría escolástica canta en la piedra de nuestras catedrales; pero el rigorismo utilitario<br />

asoma en gr<strong>andes</strong> cubos que llamaremos viviendas modernas. Arqueológicamente París es una<br />

suma de civilización; épocas, estilos y hechos se superponen en gr<strong>andes</strong> capas atávicas.<br />

—Con la ayuda de una guía y los apuntes de los eruditos podemos internarnos<br />

perfectamente por el pasado; entonces no hay nada complejo ni imposible de conocer.<br />

—¡Ve a entender el caos del París!… Los eruditos dan la ciudad a flor de piel, surcada de<br />

nombres y fechas; conocimiento puramente mnemónico que se refiere al esqueleto de París. Pero<br />

intérnate en el inmenso organismo y toda la historia de Europa, que es la historia del Cristianismo a<br />

través de dos mil años de esplendor y de miseria, desfilará ante tus ojos. Ese conocimiento<br />

profundo del alma parisina, sólo se da por aproximación y en forma fragmentaria, porque no existe<br />

cabeza capaz de absorber el océano de ideas en medio del cual vivimos.<br />

—Confieso que muchas veces cansa el mirar constante hacia el pasado.<br />

—Padecemos el mal de la historia. Calles, plazas, monumentos recuerdan hechos de<br />

santos, héroes, sabios, políticos y artistas...<br />

—…no dejan ustedes en paz ni a los muertos. El "Père Lachaise" en un bosque de<br />

nombres.<br />

—Es en verdad; el hombre fáustico no puede avanzar sin echar sobre la espalda el<br />

recuerdo de sus muertos.<br />

—No es tan difícil conocer el fondo humanista de París.<br />

—Es posible; pero París no es sólo la urbe humanista de Europa; es también la urbe<br />

industrial, la urbe comercial, la urbe de la ciencia, la urbe del placer. Tú, que eres joven, sientes la<br />

tentación irresistible de varios centros simultáneos; y eso es lo que te lleva al dispersión. ¿Hiciste la<br />

prueba del "vacío" en París? Haz de cuenta que vivirás un año aquí, completamente solo, sin<br />

comunicar con nadie; ¿no es verdad que siempre tendrás de qué ocuparte? A eso iba: ciudad en la<br />

que vives a merced de las incitaciones del contorno, perjudica la elaboración subjetiva; te distraes<br />

y no puede meditar.<br />

—Con Seuphor hemos sentido el vértigo que causa París con sus diversiones; falta dinero,<br />

nunca novedad.<br />

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