EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes
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genios se pierden. Pasó por vigésima vez frente al "Coche Bamboleado" de Carrá, que antes lo<br />
atrajera vivamente; era un remolino de formas y colores sugiriendo la impresión del zarandeo<br />
causado por un coche en movimiento. ¿Puede representarse plásticamente sensaciones? He aquí<br />
otro problema que raya en lo incomprensible. Vió una composición de Kandinsky, en la cual<br />
edificios y cuerpos se desarticulaban como si una mano estrujara el lienzo. Balla representaba la<br />
"Fuerza Centrífuga", por una pintura ingeniosa de círculos en rotación tratados con limpios y<br />
profundos tonos azules cruzados por amarillos intensos, lo que deba un curioso efecto al cuadro.<br />
Kokoschka llamaba "La Novia del Viento" a una composición en remolino, en torno a un cuerpo<br />
caprichosamente deformado. Un Picasso disipó su disgusto; era un trabajo cubista que cumplía el<br />
principio de la pintura absoluta; carecía de nombre y explicación literaria; en él la música de los<br />
colores — ligada antes indisolublemente a los objetos — vivía por sí sola, entregada a su puro<br />
sonido. Era bello, sí… ¿Mas, quién alcanza los valores tonales del color? ¿Qué cosa más distante<br />
del público que esta pintura subjetiva, rigurosamente elaborada, hecha de evasión de la realidad?<br />
Gross y Davringhausen representaban el postexpresionismo; aquél hiriendo la naturaleza<br />
automática del moderno, en parentesco con Brancusi y su "Taladro"; el segundo mediante<br />
composiciones trágicas, de inmovilidad absoluta. Los muñecos de Gross daba la sensación de ser<br />
mecánicos en exceso, verdaderamente deshumanizados. El "Arrivista" de Davringhausen, maligno,<br />
implacable, moviéndose dentro de una atmósfera de vidrio, revelaba la bestia física en su más<br />
crudo aspecto. Schrimpf ofrecía un paisaje límpido, con algo de exangüe y silencioso. Liebermann<br />
aportaba un buen retrato, volviendo al naturalismo. Más Allá el tono dramático del Vlaminck<br />
oscurecía la tela con un río hecho de reflejos bruscos, que pugnaba por libertarse de sombras<br />
negras y largas como una cabellera. Delaunay lucía escenas dislocadas por febril torbellino. Spies<br />
interpretaba el problema expresionista del espacio. Pequeñas telas de Matisse con figuras planas e<br />
intrascendentes, daban cierto alivio al color. Muchas cosa eran ingenuas, rayaban en el puerilismo;<br />
la simplicidad de forma y colorido les daba un carácter de cosa espontánea, preinteligente; pero<br />
Delhez sospechaba los abismos terribles que se abrían entre la fácil apariencia y los problemas<br />
constructivos abordados por el artista. Una lejanía de Mense lo reconciliaba ya con la vanguardia,<br />
al lado de un paisaje delicioso de María Laurencin, cuando tropezó con los "Tratantes en Ganado"<br />
de Chagall. ¿Cómo calificar a Chagall? Era la disociación extrema, el fin anárquico de la forma. Es<br />
un rompecabezas —pensó Delhez. Un potro yacía en el vientre de una yegua; los ordeñadores<br />
surgían a través de la vaca; y el artista se autorretrataba con una cara por delante y otra por<br />
detrás, como Jano. En otras pinturas de Chagall se veía hombres, casas, árboles de pie y de<br />
cabeza, todo confusamente entremezclado, vacilando en loco delirio de equilibrio. ¿Locura de la<br />
mente o embriaguez de la sensibilidad? La moda, el brío de los "fauves", el pasatiempo<br />
vanguardista pueden aceptar tales cosas, justificadas en cierto modo por el desborde y la fatiga de<br />
una civilización cansada de sí misma. Pero el artista, ¿qué puede extraer del caos de los "ismos",<br />
donde plástica, color y psicología desaparece para dar campo al entretenimiento intelectual?<br />
Abandonó decepcionado la sal de la rue Pigalle, recordando los versos de un poeta<br />
surrealista en los cuales, como Chagall en lo pictórico, se violaba las fronteras naturales<br />
disolviendo al hombre en un vértigo desenfrenado de locura. ¿Por qué esa descomposición total de<br />
una cultura?<br />
Tornaba la confidencia con Hoffner.<br />
—Estoy a punto de perderme…<br />
—Confundiste el camino; rectifícalo.<br />
—El gran esfuerzo de estos años se me aparece como un tanteo estéril. Una humanidad,<br />
mutilada, mira ceñuda y fauna a través de los lienzos. Los poetas cultivan el disparatorio lírico. La<br />
música, es puro estrépito. El teatro se descompone en juegos verbales. Cualquiera se agota en<br />
esta caza incesante tras la nada.<br />
—La vida no es broma vacía ni el arte un sueño sin sentido; ya lo aprendes por ti mismo.<br />
Pero has descubierto el caos y ese es el primer paso para salvarse.<br />
—A ratos pienso que ultraísmo, constructivismo o cretinismo son una sola cosa…<br />
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