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EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes

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La crítica, interesada por su trabajo anterior, difundió esa labor. Se habló de "un mago del<br />

grabado en madera, cuyas cabezas dicen de risas y melancolías verdaderamente infantiles". Un<br />

crítico sostuvo que se había inventado un nuevo procedimiento de grabado: el retrato de tintas<br />

unidas, cuyo claroscuro admite tonos delicadamente esfumados.<br />

—Nunca pensé — afirmaba un conocedor —que se pudiera expresar el mundo y las cosas<br />

del mundo con solo el vigor dualista del blanco-negro y los matices del gris; y sobre todo con tal<br />

variedad.<br />

En Europa sólo tienen cabida el alto genio artístico y la sabía técnica de los antiguos;<br />

imitando a los "fauves", no se aprende gran cosa. En cambio en la Argentina, lejos del<br />

racionalismo, de las escuelas y las influencias, todo surge dócilmente como si renaciera la<br />

sensibilidad. Es un alivio campear por los gr<strong>andes</strong> espacios abiertos, donde intelectualismo e<br />

investigación ceden a la espontaneidad. ¿Qué tengo aprendido? Nada… Mucho… ¿Quién puede<br />

medir la extensión de los años de aprendizaje? Ahí están: informes y tajantes, de perfiles oscuros y<br />

ángulos ardientes. Años de la segunda densidad, pesan fuertemente sobre el alma y todo artista le<br />

deba su tributo. Hacía grabados sencillos, alejándose de la forma torturada, buscando simplemente<br />

la expresión. Era el "tiempo lento" de la preparación humilde.<br />

—Que no coincida con lo que estoy tejiendo como una larva ciega. Bajo de un rincón a otro<br />

de mi tabla lentamente, con gran miedo, y ni eso coincide con lo que creo comprender. Dichosos<br />

los que tienen su filosofía para abrir puertas interiores o los que viven tocados por la Gracia.<br />

Pero llegaba un criollo, lo llevaba a un encuentro de box o al hipódromo y terminaban las<br />

cavilaciones.<br />

Leemos "Ulisses" de Joyce; "A la búsqueda del Tiempo Perdido" de Proust; "La Fuente" de<br />

Charles Morgan; "Contrapunto" de Huxley; un relato de Kafka. ¿Cuántos grados de sensibilidad<br />

median del realismo balzaciano a la disección hiperemotiva del moderno? Ningún instrumento<br />

como la novela para comprender la densidad del hombre de nuestros días. Cuando se tropieza con<br />

personajes de la complejidad y el proteísmo de Swann o de Mark Rampion, que disuelven la<br />

unidad del ser en infinitas negaciones ¿qué queda del hombre? Sin embargo de esa misma<br />

densidad, de la incesante descomposición de las apariencias, surge recompuesto y otra vez<br />

integrado el hombre nuevo que junta sus fragmentos sobre la infinita unión de sus partículas<br />

mentales y sensibles, trocando la pluralidad en unidad. Al ignorar nuestros límites, nos volvemos<br />

oscuros y difíciles. El novelista quiere expresar el alma fáustica por personajes que se desplazan<br />

sobre planos innumerables, de modo que la novela es una sima de vida contemporánea<br />

fragmentaria, dispersa, confusa, reconstruida; nunca del todo definible.<br />

El personaje predilecto de nuestros abuelos fue un ser simple que el novelista manejó con<br />

soltura. Cuando no la peripecia sentimental, expresa la lucha por la vida; ambición, sueño, conflicto<br />

psicológico; un modo de ser y de actuar. El personajes de los modernos es un ente compuesto de<br />

líneas numerosas, imposible de manifestarse por la sencillez, y con mayor razón desde que la<br />

psicología dostoyevskiana invadió relato europeo. El personaje literario no habita un lugar<br />

geográfico, bajo una idea política, con una preocupación espiritual; a él como al ser vivo le interesa<br />

un mundo de ideas y sucesos que comprende toda actividad externa y todo acaecer subjetivo. No<br />

alcanzamos a determinar las maneras cambiantes del moderno, que son distintos seres dentro de<br />

una envoltura carnal. Perdida en confusas abstracciones, semiborrosa por el excesivo<br />

cerebralismo, la personalidad se multiplica hasta el debilitamiento de las lejanías. "Canguro" de<br />

Lawrence, "Eyeless in Gaza" de Huxley no son propiamente novelas; son ensayos críticos,<br />

sociología científica, literatura de ideas que sólo un público preparado alcanza.<br />

Delhez se veía múltiple, variable y fragmentado como los personajes novelescos. Antes de<br />

alcanzar un objetivo había que iniciar la búsqueda de otro. Profesor, crítico, empleado, también<br />

podía ser un pequeño filósofo, analista, investigador. Del optimismo razonable al profundo<br />

escepticismo. Era un pésimo administrador de su dinero. Soñaba con la soledad, y a poco era feliz<br />

confundido entre las gentes que se apiñaban en el "Subte". Su juventud fisiológica tendía al rico<br />

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