EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes
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que nos aproxima al cristianismo mágico de los primeros siglos. Bolivia entra al grabado en<br />
madera, aparte de otros temas y fondos, por las planchas 38 y 40.<br />
"Jesús y los Doctores" (Plancha 39). Obra maestra. De espaldas al espectador Jesús luce<br />
la fina silueta adolescente. Apoya los brazos en el banco, al cabo del cual infolios en desorden<br />
simbolizan la presencia teológica. Los pliegues del vestido recuerdan la suelta desenvoltura, la<br />
naturalidad admirable del Ángel de la "Anunciación" del veneciano Pier María Penacchi. El orden<br />
de los personajes se descompone así: En primer plano Jesús, frente al bloque inamovible del<br />
antiguo Testamento representado por un fraile que recuerda a Lenín. Detrás de éste otro de los<br />
doctores mira con simpatía a Jesús. (El artista ha ido muy lejos al desarrollar la idea de este<br />
personaje: piensa que el Cristo llegó en el momento de la reacción contra el Antiguo Testamento,<br />
es decir cuando el ambiente era propicio para producir varios Cristos. El personaje que mira a<br />
Jesús, comprendiendo su drama, pudo ser o es uno de esos Cristos frustrados por no tener el valor<br />
psíquico suficiente, porque las circunstancias le fueron adversas o, lo que es más posible, porque<br />
no era Dios y Jesús sí lo era. De cualquier modo, el desdoblamiento simpático es un antecedente<br />
singular, aunque peligroso en una interpretación realista del Evangelio.) Los padres de la iglesia,<br />
colocados a izquierda y derecha de Jesús, son de fuerte contenido psicológico; el segundo alude a<br />
Rasputín. Un ermitaño representa el espíritu religioso que cavila y especta de lejos, sin<br />
comprometer opiniones; es clara la alusión a San Agustín, A la izquierda, un personaje discute con<br />
un cura moderno, calcado de modelo boliviano. El muro de piedra se abre en tres ventanas<br />
enrejadas; a través de la primera se divisa a los que buscan a Jesús. Pocas veces se dio al célebre<br />
pasaje, mayor condenación dramática; el artista concede a cada figura distinta expresión emotiva,<br />
que corresponde a su posición intelectual. Y frente a las caras sapientes, cargadas de astucia de<br />
los Doctores, emana el candor del Niño, débil junco en la tempestad que lo circunda.<br />
Aunque el artista no lo expresa, las figuras de "Jesús y los Doctores" pertenecen al mundo<br />
dostoievskiano; son rusas de apariencia y de intención. Y esto merece ser explicado porque toca el<br />
más discutido tema de nuestros días.<br />
Para las izquierdas, Rusia es el paraíso comunista, con las dictaduras proletarias, creciente<br />
industrialismo, maquinaria bélica, igualdad ciudadana y las nuevas formas económico-sociales que<br />
rigen la vida colectiva. No piensan lo mismo las derechas; para ellas Rusia es el infierno comunista,<br />
víctima de la más ominosa oligarquía que devora a sus propios servidores, arrasando con moral,<br />
tradición, familia y dignidad del individuo. Unos sostienen que si hay rigor, él se justifica; porque el<br />
sacrificio de las generaciones actuales asegurará la felicidad de las que vengan después. Otros<br />
consideran estéril el sacrificio de los rusos de hoy, porque la tiranía matará el sentimiento de<br />
libertad envileciendo a los rusos del futuro. También se puede plantear el problema así: Rusia y la<br />
Europa Occidental viven el Antiguo Testamento, atravesando el período de la violencia.<br />
Dostoievski pensaba que el Cristo asiático y el Cristo europeo llegarían a unirse en un solo Cristo;<br />
al presente, se ha demostrado, al menos, que rusos y europeos se acercan para negarlo. ¿Cómo<br />
redescubrir al Cristo? Tal vez Rusia renunciando al absurdo comunista, que es ya prácticamente<br />
una ficción; y la Roma papal a su poderío político. (Recuérdese que Roma inició la Gran Guerra al<br />
lado de los Imperios Centrales y del católico Francisco José; y que milita actualmente al lado de los<br />
fascistas en la Guerra Civil española). Rusia vive la etapa del Antiguo Testamento con la dialéctica<br />
marxista, el despotismo policiario, el odio de clases y el socialismo capitalista, absorbente y<br />
opresor. La Europa Occidental también ha retornado al Antiguo Testamento con el viejo furor<br />
bíblico, el derramamiento de sangre, la ortodoxia política, y las dictaduras, el racismo y el exceso<br />
de "decorum", doctores y polémica. Es posible que Rusia lleve hoy la peor parte y que su error sea<br />
mayor por la intensidad de su experiencia; como es probable que ella se aproxime en el futuro a un<br />
Nuevo Testamento de los tiempos modernos, donde la religión del amor reemplazaría a la religión<br />
de la lucha. Cuando Delhez grabó "Jesús y los Doctores", faltaban dos años para el estallido de la<br />
Guerra Civil española, que pocos preveían. Hoy podría pensarse que en España sobrevendrá la<br />
escisión del catolicismo en dos ramas: el papal o de tradición, que mira a un dominio cesáreo del<br />
mundo: y el simple o de sentimiento, que sería de esencia y sentido comunista (no comunismo<br />
político a la manera del utopista Lenín, sino comunismo espiritual como lo entiende el Evangelio).<br />
En tala caso, el primer catolicismo retrocedería al Antiguo Testamento; en tanto que el segundo<br />
catolicismo iría al encuentro del socialismo político, para imponerle una norma de amor y equidad.<br />
El primero volvería al Antiguo Testamento con el clericalismo, la vindicación violenta y lo<br />
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