EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes
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existían en su memoria prodigiosa, donde archivaba un cúmulo de recuerdos acerca de los sujetos<br />
más le impresionaban. Del hábito de observar, se le había desarrollado un poder intuitivo para la<br />
comprensión de la psicología humana; el hombre era inteligente; lector empedernido de Balzac y<br />
Dostoievski, tenía condiciones para novelar, pero fuera el exceso de lectura que paralizaba su<br />
voluntad o por parecer del don de agrupar las ideas concertando la acción de los personajes, lo<br />
cierto era que nadie conocía una página salida de su pluma. Estos seres —explicaba Mr. France<br />
con suave ironía —sólo se dan en París. La atmósfera sabia, culta y refinada, influye<br />
poderosamente en la vida mental; vivimos aguzando la inteligencia, puliendo los sentidos, en un<br />
torrente de ideas y de acciones; la abundancia psíquica y visual puede producir una "rotura<br />
interior", o sea el desequilibrio entre el hombre y lo que piensa. Pandoule es el mejor "hallazgo";<br />
hallazgo inofensivo, por lo demás. ¿Qué sucedería el momento que comprobara que alguien lo<br />
observa a él, con la atención que él observa a los otros? Dejaría de pensar en libros imaginarios<br />
para pasar al manicomio.<br />
Delhez envidiaba al "Buscador de Hallazgos" por la seriedad que ponía en su búsqueda.<br />
En cierta ocasión, como el flamenco le instara a escribir una novela, Pandoule contestó<br />
secamente: —¿Para qué? Basta que ella viva en mi. Los personajes viven en las calles. Si no llego<br />
a escribir la novela, otros lo harán después. ¿No sabe usted que las mismas ideas flotan en torno a<br />
muchos cerebros?<br />
Cinco de la tarde. Regreso de Montmartre. Habla Seuphor.<br />
—¡Ah, zut! Qué diablo de gentes… Celebraban la aparición de una revistilla como si fuera<br />
cosa del otro mundo. Total; ¿de qué se trata? De una hoja literaria más entre centenares.<br />
—Eso de una más, no es exacto — replicaba Delhez—. Toda revista nueva la encuentro<br />
distinta a las demás, por mucha que sea la abundancia.<br />
—En cierto sentido, sí. En Francia todos son periodistas; cualquiera agarra una cuartilla y<br />
traza su comentario. Esa verdad dentro de lo múltiple te admira… Es sólo ingenio francés. ¡Eh, eh!<br />
Aquí hagamos alto; ¿solamente ingenio francés? No; el de los habitantes de París, que en buena<br />
parte son cosmopolitas, de modo que su espiritualidad es un resumen del ingenio mundial. Francia<br />
es el país donde hay más diarios y revistas, lo que origina mayor cantidad de ideas; pero no es el<br />
número lo principal; el "charme" proviene de una cualidad interna que se manifiesta al operar con el<br />
mundo de afuera. ¿por qué es agradable mucho de lo que ocurre aquí? Por la rapidez con que las<br />
cosas se ligan y se buscan; por la naturalidad con que se desenvuelven; por el frívolo desdén que<br />
flota en la atmósfera… Aquí hasta los filósofos dejan de ser densos y se ponen al alcance de las<br />
damas; Bergson es un filósofo para señoras.<br />
—¿Recuerdas la cara del pelirrojo que explicaba en qué consistía el curvilismo? Decía lo<br />
que han dicho muchos, pero comunicaba su fe como si se tratara de una revelación. Es estupendo:<br />
¿cómo se llega a ese grado de actividad satisfecha?<br />
—Por el optimismo racional; viendo el lado claro de las cosas.<br />
—Vas a criticar mi pedantería, lo presiento, pero no puedo dejar de lanzarla: París es el<br />
refugio del humanismo, no es sentido de cultivar lenguas sabias o acumular cultura por los poros<br />
como place a los barbones del Instituto, sino por el amor a la investigación, ese espíritu travieso<br />
que no empuja a expresar o hacer algo, sin atender al resultado.<br />
—Aquí se engullen las excentricidades del mundo. París las digiere con facilidad y luego<br />
las arroja abono para que los continentes se diviertan. ¿No lanzamos el arte congolés, la Josefina<br />
Baker, el tambor bronco de la selva africana? Y el tango argentino ¿no necesitó darse una vuelta<br />
por aquí para conquistar el globo?<br />
—Hay una excepción; París no se conquista por la gravedad.<br />
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