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EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes

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Conocieron al "El buscador de Hallazgos" un día que vagaban por Montmartre, al final de la<br />

calle Lepic, disfrutando el aire rústico del lugar. Era un hombre alto, cargado de espaldas, que<br />

escondía los ojos penetrantes bajo el sombrero alón. Les fue presentado como Roberto Pandoule.<br />

Pandoule era un marsellés radicado en París. Por las noches encuadernaba libros en una<br />

tienda de la calle de Vanves; el día lo utilizaba a la búsqueda de tipos humanos, que pretendía<br />

incorporar a sus libros.<br />

Se decía novelista, pero nadie conocía sus obras. Su aspecto hablaba de vejez cercana.<br />

Caminaban y tranquilamente, cuando de pronto Pandoule saltó: —¡Caramba, fíjense en el<br />

tipo que dobla la esquina, sigámosle! Se acercaron y conservando cierta distancia, Pandoule fue<br />

descubriendo detalles: —esa manera de andar, la forma de colocarse la gorra, el movimiento<br />

convulso de la mano: este tipo es un drama en marcha. Seguían al sujeto por callejuelas oscuras,<br />

espiaban sus gestos y efectivamente Pandoule tenía razón; el hombre hacía cosas raras.<br />

Comprendiendo la extrañeza de sus nuevos amigos, Pandoule explicaba: — naturalmente no se<br />

halla un tipo novelable cada momento; a éste lo vengo siguiendo hace días. Hay que seguir el<br />

hallazgo, estudiarlo de cerca, frecuentar su medio persiguiéndolo tenazmente, hasta que madure<br />

su medida psicológica. Una semana después, Pandoule les dio la ficha del último "hallazgo". Se<br />

trataba de un alucinado (¿Loco? ¡No señor! Alucinado; para el buen novelista nadie es loco) que<br />

creía aprisionar el fluído vital de los transeúntes; por eso marchaba arrimándose a los muros,<br />

apretando las manos para que no se escapara el precioso elemento. Panduole había visitado el<br />

alojamiento del desconocido, encontrando las paredes de su habitación llenas de signos<br />

algebraicos y figuras extravagantes. No pudo sacar nada en limpio de la portera, a no ser que se<br />

trataba de un antiguo empleado del laboratorio de física.<br />

—Estos son los tipos que me interesan — decía el "Buscador de Hallazgos" —. Viven<br />

absortos en su drama, escapan al influjo de la palabra; solo se entregan a su manía.<br />

¿Comprenden ustedes lo que sería una novela cuyos protagonistas no hablan entre sí; que rumian<br />

sus ideas, concentrándose por separado a cosas que solo es dable adivinar? ¡La sugestión es la<br />

fuente más viva del arte!<br />

Pandoule encontrabas su mejor clientela entre sudamericanos, hombres del trópico y por lo<br />

general en los que procedían de pequeñas naciones. No sé a qué atribuirlo —decía— pero estas<br />

gentes que llegan de países ignorados, de ciudades diminutas donde el mundo exterior apenas<br />

solicita al hombre, parece que pierden el equilibrio en el torbellino de París; los que no se marean,<br />

vuelven a una antigua timidez que los convierte en caracoles dentro de su concha; entonces<br />

comienza a solicitarlos el mundo interior, que acaba siempre por devorar a los débiles.<br />

Guiados por Pandoule conocieron a un músico que ejecutaba sin instrumentos; un sujeto<br />

que transformaba el color azul del aire en otros colores del espectro; otro que producía electricidad<br />

industrial reduciendo el costo a cero. No faltaba el místico que habla con Dios en su cuarto y<br />

cándido inventores que descubren secretos conocidos.<br />

Delhez preguntaba, curioso:<br />

—Pandoule; ¿qué le interesa en nosotros?<br />

—¿Ustedes? Solamente usted. Usted es un tipo rarísimo. ¿No se da cuenta? Imagínese:<br />

un hombre a quien interesa el arte puro; así, puro sin finalidad comercial; es sorprendente. Todos<br />

los que le rodean cuidan primero de su estómago, después la bolsa; aspiran a subir en la escala de<br />

las consideraciones sociales: tal vez les quede tiempo para dedicarse a sus obras. Usted es un<br />

caso exótico. ¡Tomar en serio la vanguardia! ¡Desesperarse porque no se alcanza a Picasso! Y esa<br />

curiosidad insatisfecha, ese candor en la vida de relación… Usted es un tipo extravagante, Delhez;<br />

vive fuera del mundo.<br />

Escamado, el flamenco se fue a buscar a Mr. France; éste le dio la clave de Pandoule.<br />

Pandoule era un escritor en proyecto, que hacía treinta años preparaba libros; novelas que solo<br />

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