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EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes

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Cuando todo estuvo listo para emprender la tarea, quedó perplejo ante la elección. Ilustrar<br />

las gr<strong>andes</strong> epopeyas es empresa en extremo arriesgada. ¿Qué puede agregarse a todo lo<br />

acumulado sobre la Ilíada, la Divina Comedia, el Quijote, la Biblia, el Fausto, el Paraíso Perdido,<br />

los Lusiadas, Orlando Furioso? Ilustrar biografías es vulgar, simplemente anecdótico. Pensó grabar<br />

figuras shakespereanas, desanimándose ante la magnitud de la empresa. Transportar<br />

plásticamente personajes de gr<strong>andes</strong> novelas, suponía un conocimiento de la psicología humana<br />

que no se adquiere a los veintinueve años. Vaciló entre una galería de tipos modernos, tomando<br />

los modelos exóticos que conociera en París y Buenos Aires; y una versión crítica de la vida en las<br />

gr<strong>andes</strong> urbes. También soñaba con paisajes flamencos, que eternizaran en el bloque de madera<br />

su visión moderna del terruño. O se inclinaba por la sátira social a los Goya o Toulose Lautrec.<br />

Pero todo se desvanecía apenas concebidos. Delhez quedaba huraño y descontento, sin decidir el<br />

tema. Dáneo aconsejaba:<br />

—En estos casos, la sabiduría gaucha dice: hay que desensillar hasta ver claro.<br />

Delhez siguió el consejo. Arrojando los instrumentos al baúl, tiró la llave a un cajón y acabó<br />

por tomar vacaciones en el Tigre.<br />

Pensaba en el aprendizaje vanguardista: cubismo, óleos, acuarelas, lino y madera. Veía<br />

paisajes extraños, caras patéticas que el grabado arrancó a la vida. Sonreía recordando<br />

caligramas, caricaturas y fotogramas, las formas variadas de su experiencia profesional, oscilando<br />

muchos años entre la ingeniería, el empleo comercial y el dibujo. Algo cosía estas cosas tan<br />

distantes unas de otras, revelando la virtud de cada experiencia. Rebotar del clasicismo a la<br />

vanguardia, del dibujo a la pintura, de ésta a la xilografía, de la decoración a la crítica y al<br />

humorismo, todo tiene su razón de ser. Mezclar el estudio de la química industrial con arquitectura,<br />

ingeniería, historia, sistemas filosóficos, artes, religión, literatura, etc., también tiene su sentido.<br />

Vivir en distintas latitudes; cambiar de morada; ser a ratos buen burócrata, y bohemio, y artista<br />

ilustrador de revistas y diarios, pasando del desorden habitual al método fugaz, esconde oculta<br />

significaciones. ¡Cuántas cosas frustradas!… Entonces su experiencia diversa, los retratos, el<br />

cubismo, la fotografía surrealista; cabezas, paisajes, decoraciones; el bar modernista y la ciudad<br />

infantil; la crítica, la bohemia, todo tenía su sentido, había resuelto un problema y hallado en sí<br />

mismo recompensa. Cada cosa, suelta, podía disolverse; pero ligando una cosa con otra creía algo<br />

oscuro, informe, hacia un fin ignorado que presentía sin comprender.<br />

Resolvió ilustrar otro soneto de Baudelaire, para distraerse.<br />

"Una Mártir" (Plancha -18). Los versos comienzan: "Dime, cabeza espantable…" El<br />

grabado sigue el paso de Baudelaire en un sentido místico, buscando el misticismo que se<br />

esconde detrás del odio; por eso en vez de perseguir el baño erótico como en Muset o Verlaine,<br />

refleja el choque entre el erotismo y la religiosidad del poeta. Se quiere interpretar la idea<br />

hamletiana, tan escondida y desarrollada en Baudelaire, que siempre interroga más que Hamlet,<br />

porque aparte de la situación social pregunta en otros sentidos a la vida. En una perspectiva<br />

brusca, se divisa el cuerpo blanquísimo que justifica la frase del viejo Delacroix: "La carne es una<br />

esponja de la luz". La blancura del cuerpo decapitado resalta junto a la figura del poeta, que tiene<br />

en sus manos la cabeza sangrante. Es un estudio en sombras, clarificado apenas por la pausa del<br />

cuerpo femenino.<br />

—¡Arroja, arroja fuera la sombra! Mañana descenderá la luz…<br />

Pero en la buhardilla de la calle Maipú, batía sus alas tenebrosas el atormentado del Viaje<br />

a Cíteres.<br />

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