EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes
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—Acude a los exégetas —decía Hoffner burlón—; ellos se encargarán de probarte por la<br />
dialéctica que en todo hay innovación.<br />
—Estos pasatistas no tienen cultura para juzgar— tronaba Seuphor. El progreso e Víctor<br />
es intelectual; se requiere sutileza para apreciarlo.<br />
No está mal —pensaba Delhez—. Pero si se carece de sutileza subjetiva, de esa cultura<br />
adecuada que exige la comprensión del cubismo, ¿podrá sobrevivir la pintura moderna, que es una<br />
operación mental?<br />
Arrastrado por Seuphor, hicieron de cicerones durante quince días, ganando buenos<br />
francos, que una noche gastaron con dos estudiantes húngaras.<br />
—Mira, en materia de dinero —decía Seuphor— hay que repetir el proverbio; unos nacen<br />
con estrella y otros nacen estrellados. Creo que nosotros somos de los últimos.<br />
Delhez, menos pesimista, respondía:<br />
—¡Bah, mientras tenga cinco francos en el bolsillo, no me importa el resto!<br />
Pero más de una vez tuvieron que sortear el café, porque sólo había para una taza de café;<br />
entonces recordaban los buenos tiempos comunistas protestando contra la mala distribución de la<br />
riqueza.<br />
La vanguardia se desenvolvía en círculos concéntricos de gran intensidad: en el teatro,<br />
rompiendo los cánones con recursos inesperados; en las artes plásticas renegando de forma y<br />
visión; irrumpía en música con la disonancia; actuaba en las letras por sutiles abstracciones;<br />
imponía en arquitectura principios funcionales de absoluta utilidad; en el verso desplazaba la<br />
imagen racional por el hallazgo subconsciente; en escultura estilizaba sin medida. Pretendía<br />
rejuvenecer la psique con el tumulto de sus operaciones mentales.<br />
Y la ley del solitario de Tahiti, imperaba sin freno sobre la revolución estética de<br />
postguerra; expresar no el mundo exterior sino el pensamiento del artista, a través de sensaciones<br />
nuevas, para que la obra de arte surja en misterioso resplandor de aurora.<br />
—No sé donde vamos…<br />
LA VANGUARDIA <strong>DE</strong>RROTADA<br />
—Los vanguardistas no llegan a la idea; les falta seriedad.<br />
—¿No basta la profundidad expresionista?<br />
—Su búsqueda es aparente, no central. Ustedes quieren ser de hoy, agradar a los amigos<br />
y al público. ¿Dónde queda la "idea" en esa cabra angulosa? Con igual facilidad dibujarías sobre<br />
arena. ¿Qué espiritualidad hay en tus retratos? Copias; no interpretas caras. Tus laberintos<br />
geométricos son caligrafías de infante.<br />
—No lo hago por imitar; tampoco me seduce la moda…<br />
—No lo dudo; eres leal, no podrías engañarte a ti mismo. Pero inconscientemente dejas<br />
que te arrastre el oleaje y puedes naufragar.<br />
—¡Eso no! — terciaba Seuphor—. Estás destruyendo la fe de Víctor en su obra. Tu criterio<br />
estrecho no alcanza a comprender la disciplina de los "ismos". Es del desgarramiento interior de<br />
donde saldrá algo positivo. La victoria es del dolor, no de la molicie. ¡Hay que darle tiempo!<br />
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