EL ARTE NOCTURNO DE VICTOR DELHEZ - andes
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Mediodía y estremece el Mar Latino, porque el Norte vino siempre la luz. La raza que dio<br />
profundidades cósmicas en el gótico, en Bach y en Lutero, no puede perecer.<br />
Delhez escuchaba sorprendido al arquitecto, en quien no suponía un idealista. Pero ha<br />
aquí que bajo la rígida apariencia prusiana, del defensor de la violencia, se descubría el eterno<br />
lírico que mora en todo alemán: el romántico soñador de empresas, el hombre del "gemüth" que<br />
baña con su lirismo el mundo positivo. ¿Por qué esa mezcla de cinismo y poesía? Pensaba en<br />
Wagner, el genio cruel y ávido que exprimió la vida con la misma intensidad que ejerció el arte,<br />
símbolo de un alemanismo esencial que conjuga la voracidad con la grandeza.<br />
—Suponiendo que usted tenga razón —dijo Delhez—; ¿qué me va en ello?<br />
—Usted es nórdico —contestó Zeller— y esto basta.<br />
—¡Sólo quiero ser artista; la raza poco me importa!<br />
—Ya veo: la blandura francesa que todo acepta y a todo se mezcla. ¿Hasta cuándo<br />
seremos víctimas del humanismo galo, temeroso y conciliador? Si permanece bajo tan tristes<br />
influencias. Sólo le quedan dos salidas: esnobismo o perecer. París es el espejo de una civilización<br />
en agonía.<br />
—Y el Berlín de los socialistas, ¿qué es?<br />
—Allí los hombres luchan por ideas; se despedazan, es verdad, pero del conflicto surgirá el<br />
ideal. Aun sin compartir nuestra fe, el contacto con multitudes que aspiran; el espectáculo de<br />
gr<strong>andes</strong> empresas, de fuerzas nuevas que conmueven todo el edificio espiritual del hombre,<br />
bastarían para sugerir un arte vigoroso que relate el drama de una nueva humanidad.<br />
—¿Y en qué podría ser útil?<br />
—Bueno… Usted es ingeniero, arquitecto, xilógrafo… ¡qué sé yo! A mí me interesa su<br />
voluntad; no he visto a nadie que sufra tan vivamente su aprendizaje de artista; además tiene<br />
talento y ambición; y ambos, bien pueden ser de utilidad…<br />
—…utilidad, siempre la famosa utilidad. Por ese utilitarismo, aparte de otras cosas, se me<br />
hace intolerable su causa. Mi arte será libre o no será nada.<br />
—El dinero que gane conmigo le dará la libertad que exige su obra. No lo privaré de todo<br />
su tiempo. Paulatinamente mejoraré su remuneración. Y en fin… conforme usted me sirva, sabré<br />
recompensarlo.<br />
—¿Es una venta o un contrato de alquiler?<br />
—Lo mismo da: la transacción comercial rige la vida.<br />
—Es inútil. Rechazo sus proposiciones.<br />
Zeller no pudo disimular una mueca de disgusto. Repentinamente irguió el alto cuerpo y<br />
clavando los ojos en el horizonte, dijo con grave voz:<br />
—¡Aquél que cruce en hora propicia bajo la Puerta de Brandenburgo, verá nacer un sol que<br />
no ha brillado todavía!<br />
Delhez encolerizado, respondió:<br />
—¡Cuándo no existe huella de la Puerta de Brandenburgo, resonará el ritmo marcial del<br />
Arco de la Estrella!<br />
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