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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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OBRAS COMPLETAS TOMO V 111<br />

de otorgarle ese homenaje, y porque compartíamos profundamente su<br />

manera de concebir la medicina.<br />

Todos estos años dedicados a la investigación del signifi cado inconciente<br />

de las distintas enfermedades somáticas nos han convencido de que<br />

la teoría que nos permite concebir mejor la relación que existe entre psiquis<br />

y soma nace de lo que Freud pensaba acerca del “pretendido concomitante<br />

somático”, y nos conduce a sostener que psiquis y soma son categorías que<br />

establece la conciencia.<br />

Freud, en 1938, en su Esquema del psicoanálisis (Freud, 1940a [1938]*),<br />

señala que las series psíquicas concientes forman cadenas de signifi cación<br />

a las cuales les faltan algunos eslabones, y que la psicología, por este<br />

motivo, se vio forzada a crear la idea de que estas series interrumpidas se<br />

hallaban vinculadas entre sí por un concomitante somático. Sostiene que la<br />

segunda hipótesis fundamental del psicoanálisis es que estos pretendidos<br />

concomitantes somáticos, expresados en términos de un signifi cado que cierra<br />

la brecha de la cadena psíquica conciente, no son otra cosa que lo psíquico<br />

inconciente, o, mejor dicho, lo genuinamente psíquico, porque la conciencia<br />

es un carácter accesorio que se agrega a algunos de ellos solamente. Si<br />

quisiéramos esquematizar la segunda hipótesis fundamental del psicoanálisis,<br />

creo que deberíamos decir que lo psíquico inconciente equivale al signifi cado<br />

específi co de lo que la conciencia registra como cuerpo.<br />

Creo que podemos sostener que las categorías que denominamos<br />

“soma” y “psiquis” derivan de que nuestro conocimiento conciente se<br />

estructura alrededor de dos organizaciones conceptuales. Una, “física”,<br />

que da origen a las ciencias naturales, y la otra, “histórica”, que sustenta<br />

las ciencias que toman por objeto al espíritu o a la cultura. Estas dos<br />

organizaciones me parecen irreductibles entre sí, en el sentido de que una<br />

no puede ser “convertida” en la otra y funcionar como única interpretación<br />

del conjunto entero de la realidad existente.<br />

Es evidente que existen muchos sectores de la realidad acerca de<br />

los cuales tenemos un registro “doble”, es decir, uno en cada una de las<br />

dos organizaciones conceptuales. Cuando esto ocurre, a veces podemos<br />

encontrar una correspondencia “punto por punto” entre ambos registros, de<br />

manera que aquello que desde un ángulo se percibe como forma, función,<br />

trastorno, evolución o desarrollo corporales, desde el otro es experimentado<br />

como una determinada fantasía, es decir, como un signifi cado específi co,<br />

inherente a ese particular existente material. ¿No es entonces natural<br />

suponer que nuestra conciencia puede crecer, en conocimiento y poder,<br />

ampliando la extensión del sector de realidad que puede comprender de<br />

una manera “doble”? Este camino, en verdad, es el mismo que iniciara<br />

Freud, cuando al contemplar los trastornos físicos de la histeria como se

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