Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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86 LUIS CHIOZZA<br />
La característica sobresaliente del personaje Woody Allen es la de ser<br />
un antihéroe que asume, impúdicamente, nuestras debilidades humanas. A<br />
los hombres nos encanta ver que la fealdad, la cobardía, la inseguridad, los<br />
celos, el miedo a la enfermedad y a la muerte, la impotencia, la esterilidad<br />
o la masturbación, no impiden que nos elija una mujer hermosa. Las<br />
mujeres disfrutarán seguramente pensando que se puede ser feliz, como<br />
Holly, sin necesidad de tener éxito en la difícil tarea de conquistar a un<br />
hombre fuerte, un hombre capaz de mostrar su debilidad sin utilizarla como<br />
moneda de cambio. Sin embargo, el encanto de la magia se disipa cuando<br />
comprendemos que todas estas debilidades, sutilmente convertidas en<br />
méritos para el consumo público, disimulan intencionadamente que, detrás<br />
del personaje Woody Allen, existe una persona cuyo éxito es, una vez más,<br />
un triunfo heroico nacido del talento y de la capacidad de trabajo.<br />
Hannah y sus hermanas<br />
Si cupiera alguna duda de que Hannah y sus hermanas, a pesar de que<br />
sacude intencionadamente nuestras vísceras, es una película tranquilizadora,<br />
basta ver el forzado happy end dentro del cual Hannah, Holly, Lee, Elliot y<br />
Mickey solucionan falsamente sus problemas. Sin embargo, este fi nal forzado<br />
es, también él, en un cierto sentido, representante de la realidad, porque<br />
siempre, en algún momento del día, de la semana, o del mes, existe un instante<br />
en el que nos convencemos de que nuestros problemas se han solucionado.<br />
Hannah y sus hermanas, como toda obra de arte genuina, nos enfrenta<br />
con un drama, más allá del happy end y de la comicidad, o el humorismo,<br />
con el cual Woody Allen lo suaviza y nos distrae.<br />
Si aceptamos reunirnos aquí, para comentar esta película, es decir para<br />
refl exionar juntos acerca de ella, es porque, enfrentados con ese drama,<br />
necesitamos pensar acerca de él. Todos los sectores del conocimiento<br />
humano pueden contribuir a ese propósito, pero la única opinión solvente y<br />
responsable que yo puedo aportar proviene de mi formación psicoanalítica,<br />
y, aunque evitaré nuestra jerga profesional, hablaré desde allí.<br />
Desde un punto de vista psicoanalítico, la obra de arte, como sucede<br />
con un mito o con un sueño, intenta aliviar el carácter traumático de un<br />
drama, y funciona como la carne que crece, de manera sana o enferma,<br />
para cerrar la brecha de una herida.<br />
¿Cómo es el drama humano que generó ese sueño que vemos en el cine<br />
con el título de Hannah y sus hermanas? Los dramas son eternos, porque<br />
se reiteran en cada vida otra vez, siempre desde cero, de nuevo, es decir,<br />
como si fueran nuevos, según la conocida frase de los cuentos infantiles: