Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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OBRAS COMPLETAS TOMO V 89<br />
cotidianamente, pero si adquiere una intensidad arrolladora, es porque<br />
existe un dique que se opone a su curso. La idea del delito, la prohibición<br />
“legal”, la oposición moral, reactivan las huellas inconcientes de aquellos<br />
sufrimientos infantiles que una vez fueron sentidos como una excitante e<br />
insoportable provocación.<br />
Lamentablemente es desde allí, desde el sentimiento insoportable<br />
y repetido de una renuncia injusta, que surge en ellos el impulso para<br />
afrontar el riesgo que transforma el intento en aventura, sin adquirir plena<br />
conciencia del doloroso precio que es necesario pagar, precio cuya primera<br />
cuota consiste precisamente en la mentira.<br />
Elliot y Lee habían llegado, en cada una de sus vidas, a un punto crítico<br />
que exigía un desenlace. Si preferimos pensar que ambos debían atreverse<br />
a luchar contra la prohibición del amor que tocó sus corazones, debemos<br />
admitir entonces que les faltó el coraje y la responsabilidad necesarios para<br />
asumir su crisis y elaborar la decisión desde motivaciones mejores. Por<br />
esta razón, y porque no comprende que este tipo de decisión es distinta a<br />
las que toma ejecutivamente en sus negocios, la consulta de Elliot con el<br />
psicoanalista fracasa.<br />
La mentira y la culpa<br />
Con la palabra “mentira” designamos un conjunto de acontecimientos<br />
que son muy distintos entre sí. Puede uno mentirse a sí mismo o dedicar<br />
una mentira a otro, puede ignorar que miente o mentir a sabiendas. Existe<br />
una mentira, el error, que proviene de un límite en nuestra capacidad de<br />
percibir o pensar, y otra que es el producto de la intención de obtener una<br />
ventaja. El benefi cio que se intenta obtener puede ser para el que miente o<br />
para aquel a quien se dedica la mentira.<br />
Es fácil decir que la mentira es un pecado y que no se debe mentir; sin<br />
embargo, todo psicoanalista sabe que ningún fenómeno psíquico, y por lo<br />
tanto tampoco la mentira, funciona sólo para mal, que la actitud de hacer<br />
siempre aquello que se debe es también perjudicial, y que la mentira que<br />
se dedica a otro sólo es posible con su complicidad.<br />
Los personajes de Hannah y sus hermanas, todos ellos, testimonian que<br />
vivimos mintiéndonos a nosotros mismos, pero el caso de Elliot es distinto.<br />
También él, como todos, se ha mentido a sí mismo. Así sucede cuando<br />
piensa que su relación con Lee es un episodio controlable que será pura<br />
ganancia, y también cuando, frente al matrimonio de Lee, adopta la actitud<br />
del que ha superado una crisis, en lugar de comprender que la vida lo ha<br />
vencido, retornándolo, acobardado, al punto de partida. Pero, a diferencia