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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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OBRAS COMPLETAS TOMO V 231<br />

<strong>Chiozza</strong> (el estudio patobiográfi co 17 ) es un pri mer instrumento puesto a<br />

punto para un objetivo ambi cioso, sí, pero también concreto y urgente.<br />

Creo que la puesta en juego fundamental, para <strong>Chiozza</strong>, es hacer dialogar<br />

al paciente, al médico y a la enfermedad, más allá de los malentendidos<br />

e incom prensiones que contrasignan generalmente la confrontación entre<br />

los tres protagonistas de esa particular vicisitud de vida, constituida por el<br />

su jeto que tiene una enfermedad y que recurre a un médico.<br />

Pero ¿quién debe ser el director de ese encuentro, de esa fusión de<br />

lenguajes? ¿Un analista, un nuevo tipo de ana lista, un internista, un nuevo<br />

tipo de internista, el psico somatista, otra fi gura profesional que todavía no<br />

conocemos? He aquí los puntos sobre los cuales deberemos refl exionar<br />

todavía después del seminario. Y creo, desde ya, que no será ese el único<br />

fruto de este seminario.<br />

CHIOZZA: –Volviendo a la propuesta que acaba de resumir Brutti,<br />

acerca de si no será necesario un encuadre particular para poder encontrar<br />

el ámbito en el cual el órgano hable, o el sujeto hable con sus órganos, creo<br />

que, como le decía ayer a Green, del mismo modo que ha ocurrido con el<br />

enfermo psicótico o con el niño, el psi coanálisis encontrará, también para<br />

el problema planteado por el enfermo “somático”, un encuadre particular.<br />

Me parece importante aclarar, sin embargo, que en el encua dre<br />

habitual de la sesión psicoanalítica se pueden ver, tam bién allí, los<br />

indicios de ese lenguaje, y también que el proceso psicoana lítico tiene,<br />

en los límites del encuadre habitual, un espacio para la interpretación de<br />

los trastor nos somáti cos.<br />

Tanto para el tratamiento de los enfermos psicóticos, como para el<br />

de los niños, el psicoanálisis se vio forzado a in cluir en su encuadre el<br />

trato con aquellos familiares de los cuales esos pacientes dependían<br />

efectivamente, es de cir más allá de sus fantasías neuróticas. En el caso de<br />

los pacientes somáticos la situación se complica, porque las personas de<br />

las cuales dependen efectivamente no son, pre cisamente, sus familiares,<br />

sino los médicos, o el orden médico, que toma a su cargo un tratamiento<br />

físico del cual no se puede, muchas veces, prescindir.<br />

17 {Para una descripción detallada del método, véanse “El estudio patobiográfi -<br />

co como integración del conocimiento psicoanalítico con la medicina general”<br />

(<strong>Chiozza</strong> y colab., 1979g), OC, t. VIII; y el apartado titulado “El estudio patobiográfi<br />

co” en “La metahistoria y el lenguaje de la vida en el psicoanálisis y la<br />

psicosomática” (<strong>Chiozza</strong>, 1998l [1986]), OC, t. IX, y en “Lectura para psicoterapeutas”,<br />

capítulo III de ¿Por qué enfermamos? La historia que se oculta en el<br />

cuerpo (2007a [1986-1997-2007]), OC, t. XIV.}

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