Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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OBRAS COMPLETAS TOMO V 129<br />
Encontramos además otros elementos, claramente explicitados por<br />
Freud, que nos orientan en la misma dirección. No sólo ha sostenido,<br />
por ejemplo, que el órgano “habla” (Freud, 1915e*), sino que el síntoma<br />
orgánico “interviene en la conversación” (Freud y Breuer, 1895d*, pág.<br />
301) como un “dialecto” de lo inconciente y, también, que la histeria<br />
(incluye aquí lo que denomina “histerias vegetativas”) tal vez no se limite a<br />
simbolizar los usos del lenguaje, sino que obtenga sus materiales, junto con<br />
tales usos, de una misma fuente inconciente (Freud y Breuer, 1895d*).<br />
Sin embargo, es en una de sus últimas obras, en 1938, donde nos<br />
brindará el elemento más categórico. Sostiene allí entonces que la segunda<br />
hipótesis fundamental del psicoanálisis consiste en afi rmar que el pretendido<br />
concomitante somático de los procesos psicológicos concientes no es otra<br />
cosa que lo psíquico inconciente, capaz de rellenar la brecha de los eslabones<br />
faltantes en las series psíquicas concientes (Freud, 1940a [1938]*).<br />
En lo que respecta a qué es lo que debemos entender por psicosomática,<br />
debemos tener en cuenta que con la misma palabra se suelen designar<br />
cosas muy diferentes. Se utiliza muchas veces esa palabra para referirse a<br />
una especialidad dentro de la medicina, lo cual supone sostener que hay<br />
enfermedades que son psicosomáticas y otras que no lo son. Así, en el<br />
tratado de medicina general de Pedro-Pons, por ejemplo, se incluye a las<br />
enfermedades psicosomáticas en el tomo que se ocupa de los trastornos<br />
psiquiátricos y neurológicos. En la opinión de la mayoría de los autores que<br />
sustentan esta posición, las enfermedades psicosomáticas se constituyen de<br />
un modo “psicogenético”. Dicho en otras palabras: se interpreta que son<br />
enfermedades producidas por una causa psíquica. En la conceptualización<br />
de otros autores, entre los cuales me incluyo, la relación psicosomática no<br />
implica necesariamente una relación de causa-efecto, en la medida en que<br />
“psíquico” y “somático” equivalen a dos caras de una misma moneda. Desde<br />
este último punto de vista, el hombre entero es “psicosomático”, y cuando<br />
enferma, no pierde, ni su enfermedad tampoco, la condición psicosomática.<br />
Hay enfermedades, como la melancolía, en las cuales no hemos<br />
encontrado todavía una alteración de la estructura material; otras, como el<br />
cáncer de esófago, en las cuales es difícil admitir un signifi cado específi co<br />
primario, distinto de las signifi caciones que “revisten” a la enfermedad<br />
confi gurando una patoneurosis. La parálisis histérica, antes de Freud, “era”<br />
una enfermedad física, luego de su interpretación psicoanalítica pasó a ser<br />
considerada una enfermedad psíquica, pero, rigurosamente hablando, es<br />
psicosomática, no por obra de sus mecanismos genéticos, sino porque en<br />
ella registramos alteraciones en ambos cuadrantes.<br />
En la tarea de trazar un encuadre teórico para la psicosomática, podemos<br />
partir de la metapsicología de los afectos. Freud (1915d*, 1915e*)