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Edición Digital - Fundación Luis Chiozza

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OBRAS COMPLETAS TOMO V 199<br />

sostener, sin em bargo, que el en fermo “somático” escapa al aparato teórico<br />

de psicoanálisis o que el lenguaje que se manifi esta como alteración orgánica<br />

ex cede los límites del encuadre normal de una sesión psicoanalí tica.<br />

Creo que se ha hecho mucho daño al psicoanálisis publicando la versión<br />

de que sólo interpretamos discursos verbales. Por este motivo me parece<br />

importante considerar la forma en que el len guaje de órgano se presenta,<br />

formando parte de la transferencia-contratransferencia, en el contexto de<br />

la se sión psicoanalítica.<br />

GREEN: –Para clarifi car la discusión y precisar lo quiero decir, querría<br />

intentar exponer la distinción entre las diversas formas posibles de lenguaje<br />

y de representación. Considero cuatro te rritorios: soma, inconciente,<br />

conciente y real. Esta es una con cepción del espacio psíquico que tiene la<br />

ventaja de proporcio nar la posibilidad de compren der la im portancia de las<br />

barreras. Estas barreras son, en sí mismas, verdaderos territorios, zonas<br />

de trabajo y de funcio namiento. Tomemos la defi nición que hace Freud de<br />

la pulsión en el capítulo (de la “metapsicología”) “Pulsiones y des tinos de<br />

pulsión” (1915c*): “Si ahora nos dirigimos a considerar la vida psí quica<br />

desde el punto de vista biológico...”, esto no signi fi ca que la pulsión es biológica,<br />

sino que si nos ubicamos epistemológicamente desde un punto de<br />

vista bioló gico, la pulsión se nos aparece como un concepto límite. (Véase<br />

el gráfi co 11 en la página siguiente.)<br />

Se trata justamente de un concepto límite, es decir, de algo en el límite<br />

de nuestras posibilidades de conceptualización (dado que vivimos en<br />

reinos separados: el de lo psíquico y el de lo somático), algo que llamamos<br />

representante psíquico de la exci tación que nace en el interior del cuerpo y<br />

al canza la mente y que, por su ligamen con lo corporal, es la medida de la<br />

exigen cia de trabajo psíquico.<br />

Lo importante es que Freud utiliza el verbo ser cuando ha bla de<br />

representante psíquico: la pulsión es un represen tante psí quico. Eso<br />

signifi ca que no se puede hablar de la pulsión en términos de inconciente<br />

ni en términos de con ciente: son única mente sus representantes los que son<br />

incon cientes o concientes. La pulsión en sí no es conciente ni inconciente:<br />

es un represen tante psíquico de las excitacio nes nacidas en el interior del<br />

cuerpo y que alcanzan la psi que. Es decir que se trata de una delegación<br />

que, como su cede con los embajadores, debe saber ha blar la lengua del<br />

país al cual se dirige. Este es el represen tante psíquico de las excitaciones<br />

nacidas en el interior del cuerpo y que llegan a la mente; “medida de la<br />

exigencia de tra bajo de lo psíquico como consecuencia de su ligamen con<br />

el cuerpo”: en esta defi nición de la pulsión tienen toda la metap sicología;<br />

tienen la referencia a la tópica (concepto límite entre psí quico y somático)

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