Edición Digital - Fundación Luis Chiozza
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OBRAS COMPLETAS TOMO V 43<br />
Conservado para quien (en primera instancia el mismo que ha trazado esa<br />
señal) en un instante posterior se acerque a la contemplación del signo.<br />
Como veremos luego, creo que la forma del signo es una parte de aquel<br />
todo que dicha forma es capaz de evocar. Ese “todo” es la experiencia<br />
habida con algo, es la vivencia que el signo intenta perpetuar, es el motivo<br />
para la diferenciación de ese “algo” mediante su signifi cación. Algo fue así<br />
signifi cado mediante el acto que le coloca un signo.<br />
Secundariamente, la palabra “signifi cado”, utilizada primitivamente<br />
para califi car a algo que ha recibido un signo, pasa a denominar al<br />
contenido de la experiencia misma que motivó la signifi cación. Ese<br />
segundo sentido de la palabra “signifi cado” es el habitual, y si volvemos<br />
aquí sobre su primitivo sentido es porque ese primer sentido nos parece útil<br />
para enriquecer la comprensión del actual.<br />
El estudio etimológico de la palabra “símbolo” (Corominas, 1961)<br />
demuestra su conexión con la palabra “signo”, a través de términos como<br />
“‘émbolo” y “emblema”, que son parientes de “símbolo”. Un émbolo es<br />
algo que se inserta o arroja (un “ob-jeto”). Un emblema es un adorno o<br />
agregado que adquiere el sentido de un signo. Pero la palabra “símbolo”<br />
implica, por su etimología, algo más: el juntar o el coincidir de dos (o más)<br />
emblemas. Mejor sería decir que el símbolo es un emblema que se constituye<br />
en una coincidencia. Si el signo es una seña, la palabra “símbolo” subraya el<br />
carácter de contraseña que se oculta en todo signo. La contraseña funciona,<br />
y se constituye, como un re-conocimiento, mediante la coincidencia de<br />
dos mitades destinadas precisamente a esa reunión. Podemos entonces<br />
comprender que el signo no funcionaría como tal si no fuera un símbolo,<br />
en el sentido más primario de la palabra “símbolo”. El símbolo, como toda<br />
contraseña, funciona en la cofradía constituida mediante la comunidad de<br />
una experiencia previa.<br />
Signifi car y simbolizar<br />
De acuerdo a lo que acabamos de señalar, “signifi car” y “simbolizar”,<br />
en primera y última instancia, aluden a un mismo proceso. Pero hay<br />
signos que, como sucede con el humo respecto del fuego, indican una<br />
presencia; y otros que, como sucede con el edecán respecto al presidente,<br />
re-presentan a un ausente. El uso habitual ha reservado el nombre de signo<br />
para indicar una presencia y el nombre de símbolo para representar a un<br />
ausente (Langer, 1941). Creo que es por este motivo que Meltzer denomina<br />
al signo “pseudosímbolo”. Así, en el lenguaje verbal, la palabra suele,<br />
por lo general, evocar la representación de una cosa ausente, y cuando,