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Lo que quiero contar
CENTRO EDUCATIVO: Liceo Académico de Ciudad Neily
DIRECCIÓN REGIONAL: Coto
BIBLIOTECÓLOGO: Diego Guido Sandoval
DOCENTE: Elvis Trejos Zumbado
AUTOR: Helen Paola Barrantes Vendas
SECCIÓN: 7-2
abía una vez un rey que tenía una hermosa hija llamada azucena su piel era blanca
como la leche sus ojos eran azules como el cielo y sus cabellos parecían hilos de
oro, era una buena chica amable cariñosa y obediente, pero un poco extrovertida
le gustaba salir del castillo y adentrarse en el bosque a explorar todos sus rincones , no
le gustaban las comodidades del castillo y los placeres de que conllevan ser una princesa
más bien tenía un espíritu aventurero.
Lo que más le gustaba del bosque era un enorme río que lo atravesaba, ahí se pasaba las
horas metiendo sus piecitos le gustaba ver como muchos pececitos mordía sus dedos y le
hacían cosquillas también encontraba un barro rojo que le fascinaba para hacer figuras,
una vez mientras escarbaba en el fango encontró una hermosa bolita que parecía de
cristal desde ese día la llevaba a todas partes donde iba se convirtió en el amuleto de la
suerte.
Una mañana como todos los días se dirigió hacer lo que más le gustaba adentrarse en el
bosque hasta llegar al gran río tras mucho caminar llegó y cansada se sentó a la orilla
del gran río a observar por medio de su bolita de cristal cuando de pronto en un descuido
la bolita resbaló de sus manos y salpicó en las piedras y rodo hasta una enorme poza
que tenía en frente la princesa no hizo más que romper en llanto pensando en que ya
no tendría nunca más consigo su hermosa bolita de cristal la que se había convertido
en su amuleto de la buena suerte, mientras lloraba desconsoladamente escucho un ruido
entre la espesa vegetación asustada miró hacia todas partes y ante sus ojos apareció un
apuesto hombre alto y fuerte de ojos verdes y de cabello café, vestido con un chaleco
negro una camisa blanca una espada en su cinto y un sombrero de soldado. El chico se
agacho y le pregunto __ ¿Por qué lloras hermosa dama? __ Es que mi bolita de cristal
resbaló de mis manos y ha caído al río y estoy muy triste __ No te preocupes bella
doncella yo te la traeré de vuelta. De inmediato se lanzó al río y después de sumergirse
por unos minutos en sus profundas aguas, regresó con la bolita de cristal en sus manos
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