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En ese momento escuchó:
— ¡Papá!, ¡Papá despiértese!, ¿Qué vamos a hacer hoy? —Dijo Bruno.
Don Genaro se incorporó, observó a su hijo y supo que todo había sido una pesadilla,
inmediatamente lo abrazó y dio gracias a Dios por darle la oportunidad de convivir
con su familia.
Luego dijo:
— Hoy vamos a hacer algo muy importante que no debemos postergar.
— ¿Qué es?—preguntó impaciente el joven.
— Hoy dialogaremos—contestó su papá.
Ese fue el día más feliz para Doña Julia, Bruno y Don Genaro, que, al fin, pudo
despojarse de ese machismo que no le permitía tener una buena convivencia con su
familia.”
El Jardín
CENTRO EDUCATIVO: Liceo Katira
DIRECCIÓN REGIONAL: Zona Norte-Norte
BIBLIOTECÓLOGO: Rocío Álvarez Espinoza
AUTOR: María Fernanda Luna Barahona
SECCIÓN: 8-2
¡Esta será tu habitación!, —dijo la apurada enfermera, al estacionar la silla de
ruedas que empujo durante algunos minutos, mientras atravesaba los pasillos
para llegar.
—Aquí esta Sarita, ya tendrán tiempo para que se conozcan, y a como pudo ayudó a
Natalia a ocupar su cama.
Una mirada enfoco toda la habitación —¡Un hola!, fue el saludo de aquellas dos
tímidas chicas, que por primera vez se vieron.
Una cama al lado de la otra en una estrecha habitación de un hospital, paredes
interminables, escasos y fríos muebles, aparatos de colores y extraños sonidos
equipaban aquella fría habitación. Solo una ventana, decoraba y daba luz natural pero
al lado de la cama de Sara.
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