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-Cl-cl-claro, po-po-por supuesto se-se-señor…
En ese momento la adrenalina y el nerviosismo me invadieron, y cuando me di cuenta
de que iba a dormir con los peces, salí corriendo, obedeciendo mis impulsos… Corrí
tan rápido y tan lejos como pude, y fue el momento de mi anhelada libertad: Lloré
al saber que el ejército de Señaladores no me perseguía, suponiendo que después
de la ciudad iba a perecer (la regla era “sin máscara, no tienes derecho a nada”).
Cuando la lágrima cayó sobre la máscara esta se desintegró, librándome de la
esclavitud y el vacío que sentía. Eso lo consideré como una epifanía: avanzaba
hacia un lugar desconocido, con el único guía que era mi instinto, y que me llevaría
a cumplir el Destino…
Seguía corriendo sin saber con qué pared iba a chocar, pero por primera vez en mi
vida andaba como el águila libre, revoloteando, y siendo yo… Enjuagándome los ojos
fue que me distraje y cuando los abrí vi el risco que se encontraba a pocos pasos de
mi ubicación. Corría tan rápido que mis intentos de frenar fueron en vano. Caí, pero
en ese momento sentí que mi vida se resumía a eso: me había liberado.
El sabor salado del agua me despertó, y me encontraba rodeado de personas que
para alegría mía) no tenían puesta la odiosa máscara. Se me informó que en ese
momento era residente permanente del Territorio Liberado, y que trabajaría para
que las demás personas tuvieran nuestra misma suerte. Era, verdaderamente, una
colonia de personas libres.
Gente que no les daba miedo ser ellos mismos, que les importaba más lo de adentro
que la apariencia, que comprendían que la esencia del ser humano estaba en su
mente, pensamientos, errores y sentimientos.
Las personas que conocí me explicaron que no eran una colonia separatista, sino que
su plan era hacer Focos de Liberación alrededor de la región, para después abarcarlo
a nivel mundial; la misión era “humanizar de nuevo a la humanidad”. (Quién diría
que unas máscaras se convertirían en un gran problema).
Y heme aquí, libre y listo para combatir todo aquello ajeno a nuestra especie, a
aquellas máscaras que no representan más que la faz de mentiras con la que
queremos cubrir nuestra vida: para convivir en sociedad no se necesita buscar
una forma de ser, eso ya lo traemos dentro todos. Tenemos que desarrollar eso que
tenemos dentro, y no buscar imitar estereotipos ni modas. No se necesita pensar
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