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Mami tiene por concepto de amigo alguien que nace siéndolo y solo eso. Por lo mal
utilizada la palabra, es justamente que se extinguió ese concepto, que intenta hacer
referencia a uno del que se encuentra muy lejos, a diferencia que este por no tener
nombre, nadie lo ha utilizado como referencia. Y en ese creo.
“Cuando veo esos reportajes que buscan motivar al público con problemas de los otros,
me parece una tontera… ¿Vos que crees?” –le decía yo a propósito -Solo para escuchar
otra vez su opinión esperanzadora. A veces por ponerle ejemplos tan complicados,
la misma Saura se delataba con la realidad del pesimista, eso sí, arrepintiéndose al
instante:
-“Es bueno. Existe, y punto Adriana, no sea necia.”
Si en cambio no había contradicciones de mi parte, ahí estaba recordándomelo entre
semana. Encontraba la manera adecuada. Como buena persistente. Y yo a ella llegado
el día.
-“En el blanco si estoy de acuerdo. ¡Parece un pedazo de nube, muchacha de Dios!”
Su risa me afirmó que había entendido la expresión de mi cumplido. Ella confiaba
en mi discurso “elaborado con la misma delicadeza de su peinado”. Y yo del otro
lado pensando que en el carro pensaba que decir y ya. Hubiese resultado diciendo
mentiras, que nadie tendría la capacidad de creer. Articulo algo parecido a una palabra
de malos recursos con el micrófono apagado.
“Si al menos no podemos cambiar la tradición, hagámoslo con el significado. Hablo
en un plural que deseo, sea honesto en sus intenciones. ¿Creen en la salud, la de
verdad? Es la misma que me ha dicho que lo esperanzador existe, aún cuando no
tiene evidencias en el momento. Esa opinión positiva que se manifiesta en la rutina
de todos aquí de alguna manera, en la mía tiene voz de Rosaura. Me lo afirma el
que esté aquí, contradiciéndome como de costumbre, con los hechos como prioridad,
antes que las palabras como opción.
No quiero salud para ellos hoy, porque existen palabras más grandes, estoy segura.
Tan grandes que no existen en forma de letras más letras, tildes o comas. Tienen
como diptongos las opiniones de los que las viven, y como mayúsculas el saber
actuar en la aversión. Crecemos con la esperanza de encontrar algo que ignoramos
poseer. Por ello, lo perdemos y nos vemos obligados a salir a buscarlo. Al contrario, si
supiésemos su existencia desde el principio, no habrían aventuras ni desencantos, ni
encuentros fugaces que nos permitieran intercambiar palabras con tesoros andantes.
No necesito decir de Saura nada, porque es más que eso.
“Ella tiene razón. No existen presencias vacías. ¿Están bien ustedes de salud?”
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