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Al llegar dijo la madre de marcos: quién será que llama a lo lejos ¡mamá, mamá!.
Viéndolos corrió y les dijo: ay hijos que pasó, Marcos respondió: madre naufragamos
hasta la ropa dejamos botada, hay madre mía hemos vuelto a nacer, su madre les dijo:
pasen adelante hijos, usted también señor marinero y usted muchacho. Se encontraban
los cuatro callados y pensativos en medio de una canfinera en la oscuridad y dijo uno
de ellos: es increíble que no nos ahogamos con semejante tragedia.
Mi madre nos dio café, ropa seca y comida. Todos comimos y oramos juntos y dormimos,
al día siguiente escuchamos el rebolotear de las alas de un gallo y su cantar, ya había
amanecido con el exquisito olor a café y mi abuela palmeando unas tortillas les dijo
: levántense hijos ya amaneció. Todos desayunamos muy felices, al pasar un rato se
alistaron el marinero y su amigo y con un abrazo fuerte se abrazaron los 4 y uno de
ellos dijo: ¡que dios nos proteja siempre. No pasó mucho tiempo cuando se fueron
hacia el camino que da a Drake donde los esperaba sus esposas e hijos.
Después de despedirse los muchachos comenzaron a caminar, a las pocas horas
de caminar se encontraron con un tenebroso tigre, los muchachos muy asustados
comenzaron a correr pero el tigre agarró al marinero y destrozó su rostro, su amigo
no pudo hacer nada más que huir al llegar a Drake, el joven llamó por teléfono a
Marcos y a Chepe y les contó la tragedia que había ocurrido con el marinero. Marcos
se alistó se puso sus botas y su camisa, al llegar al lugar donde había ocurrido la
tragedia Marcos vio al marinero muerto, Marcos vio que de sus ojos comenzaba a caer
lágrimas de tristeza por su amigo.
Al día siguiente solo se escuchaba el viento de amargura y de tristeza y el recuerdo de
un amigo que nunca olvidarán, después de velar al marinero y enterrarlo decidieron
seguir adelante y seguir sus vidas cuando corría el verano del 86.”
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