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Al terminar de exponer y dejó las gracias, toda la clase rompió a reír y Carlos se
dirigió al escritorio del profesor, le entregaron la hoja de calificación y en el espacio
de observaciones decía: “No se escuchó nada, se le olvidó todo, no habla duro, habla
muy suave y se distrae en el momento de la exposición”.
Al final su calificación fue deficiente. Carlos se sintió mal, se le salió una lágrima y
lo único que quería era llegar a su casa, pero le faltaba todo el día en el colegio era
el inicio de un largo día. Carlos se fue a su pupitre y en el momento de sentarse un
compañero jaló la silla hacia atrás Carlos cayó al suelo y sus compañeros empezaron
a decirle:
- Se cayó el zopetas, es más bruto que un burro
Carlos se levantó se sentó y en ese instante sonó la campana. Transcurrió todo el día,
hasta el momento de irse a casa. En la salida se despidió de don Juan el guarda y en
el portón todos sus compañeros se reventaron a carcajada y uno de ellos dijo:
- Su único amigo es el guarda y es el único con quien habla.
Carlos continúo el rumbo hacia su casa, lo único que quería era llegar. Al entrar a la
habitación se tiró en la cama y se puso a llorar, recordó todo lo que había sucedido en
el colegio y lo que había pasado.
Su madre llegó a la habitación con un vaso de agua y le dijo:
- ¿Qué te pasó Carlitos?
Carlos contó lo sucedido en el colegio. Su madre dijo:
- Tenga tranquilidad y paciencia, todos tenemos virtudes y defectos y recuerda:
“LA CONFIANZA EN SÍ MISMO ES EL PRIMER SECRETO DEL ÉXITO”
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