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El palomo inició su viaje hacia el pequeño pueblo de Florida. Llegando al puente del
Río Reventazón se cansó mucho y pasó a tomar agua al río, luego de un breve receso
siguió su viaje hacia su destino.
Una vez llegado al pueblo buscó por todos lados y no hallaba la pequeña ave, la
incertidumbre empezó a apoderarse de su pequeña mente.
Viendo de lejos una casa, el pequeño palomo observó a su amada ave con sus crías y
para sorpresa de él, otro palomo que la acompañaba. El pobre palomo triste se posó
en el salón comunal del pequeño pueblo, meditando sobre qué decirle a la paloma.
El día empezó y el palomo se acercó al nido de la paloma y sus crías, mientras el
otro palomo no se encontraba. La paloma sorprendida mira al pájaro todo triste y
demacrado, ella lo invitó a pasar y él conoció a sus hijos. Entre todo lo que hablaban,
ella le decía que ya tenía una pareja y que no podía volver con él porque los dueños
no la dejaban.
En eso llegó el otro palomo y le dijo a ella: -¿y qué hace aquí?, entonces, se paró
el palomo y le dijo a ella: -¿y él que hace aquí? El palomo respondió, que él era el
esposo y padre de las crías. El palomo molesto lo echó de la casa, pero el palomo se
abstuvo, le dijo que él pelearía por el amor de su vida; entonces el otro palomo le dio
un golpe en la cara y ocurrió una pelea. La paloma atemorizada los separó, el palomo
preguntándole le dijo: -¿a quién quieres, a él o a mí? Ella respondió: -prefiero ser libre
con el papá de mis hijos.
Entonces se marcharon y el palomo y la paloma criaron a sus hijos y vivieron felices.
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