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No temas ante la muerte
CENTRO EDUCATIVO: Ricardo Fernández Guardia
DIRECCIÓN REGIONAL: San José Norte
BIBLIOTECÓLOGO: Marianella Montenegro Caravaca
DOCENTE: Sonia Aguilar Zeledón
AUTOR: Ashley Morales Villafuerte
SECCIÓN: 7-12
uando el fin toca tu puerta, vestido de casimir, con corbata suicida y zapatos sucios
por las décadas de los tiempos y cuya mirada penetra en los más profundos de
tus banales miedos y ruines pensamientos, te has de dar cuenta que la vida ha
de pasar, tan corta, como un soplido en invierno escarchado.
Solo deja que tu corazón lata, con toda la intensidad que le da el susodicho del rey
del amor, deja que tus labios saboreen tus labios, al igual que tus pasiones lejanas lo
hicieron, deja que tus ojos tengan la dicha de sintetizar aquellos colores que pintaron
los cuadros de paisajistas; permite que tu alma dance un rato más, en tu interior
acoplado de sensaciones y sentimientos acometedores. Permite darte otro instante
de vida.
Cuando la muerte toque tu puerta; no llores; porque has de perder los días que
pudieron ser tuyos y que ahora serán de otro afortunado a quien se le entregue la
materia con nuevo espíritu, y junto con un libro, donde con su humilde pluma, ha de
escribir cada una de las centenares de hazañas y juicios que perpetuaron sus pasos.
Cuando la muerte toque tu puerta no tiembles, no te permitas recalcitrar en el pánico,
solo siente lo afortunado que eres ahora, un nuevo inquilino en el mejor lugar de
este universo. Ahora, es hora de tu muerte y así, a cada vivo le toca un nombre,
a cada muerto le toca una tumba; tumba en que descansarán sus restos, pero sus
almas son de otro establecimiento. Si eres de buen corazón y de cándida mano, tu
alma flotará entre aires mansos y tu espíritu pintado de blanco brincará y revoloteará
sobre las suaves nubes inmaculadas, mirarás al infinito y encontrarás un resultado,
encontrarás a Dios. Pero, si has de ser ruin y de faz turbulenta, tu descenso es el que
te atormenta, pasarás la real eternidad pisando carbones en fuego, comiendo cenizas
negras y gritando sin ser escuchado, pasarás la muerte en el santuario de almas
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