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- Hola Ninya… Es un placer – dijo él, pero no era el nombre de la humana, era el mío.
- ¿Disculpa…? Mi nombre no es Ninya, soy Ashley- repuso la humana malhumorada
Todo a mí alrededor se alejó como si de pronto ya no había nada, como si hubiese
existido en realidad. Él miraba a Ashley directamente a los ojos como si supiera que
yo podía observarlo ¿Mi nombre? ¿Él dijo mi nombre? Su voz estaba tan llena de
seguridad que hizo que algo extraño recorriera mi cuerpo. Esto no podía ser posible.
- Caleb - dijo él haciendo caso omiso a sus palabras y extendiendo su mano formalmente.
Los sensores en la pantalla comenzaron a subir, los latidos del corazón de Ashley se
aceleraron y su respiración aumentó; era evidente que Caleb no le era indiferente y
a pesar de todo su sentido de auto preservación estaba apagado. Cuando ella sonrió
y tendió su mano no perdí tiempo en usar el interruptor para comunicarme con ella
como si fuera su conciencia.
- ¡¿Qué se supones que estás haciendo?! ¡Aléjate de él, da la vuelta y mueve tus pies
a clase!- Pero mis palabras fueron en vano.
Algo completamente anormal sucedió, todos los controles enloquecieron como
si alguien o algo hackeara mi sistema. ¡Eso era imposible!, esto era más que un
ordenador y nada podía quebrantar su seguridad porque, se supone, este equipo ¡No
existía!
Todo, incluso la habitación en la que se encontraba se oscureció, rodeándola de la
más grande penumbra que ella hubiese visto jamás, ninguno de los controles volvió
a reiniciar, la pantalla se convirtió en algo inservible después de que comenzó a hacer
corto circuito. No entendía nada en absoluto, ¿Qué le había pasado a Ashley? ¿Qué le
había pasado a su panel de control? ¿Por qué todo era oscuridad?
De pronto sintió que no estaba sola y que algo acarició su brazo, era como si hubiese
caído en el mundo de las tinieblas y algo en ella sabía que así era, sin ella su humana
no era más que un cascaron sin nada más que acciones automáticas, podría volverse
cruel y fría o incluso su cuerpo joven ni podría soportar el vació y morir sin ninguna
razón aparente. Pero en ese momento se sintió tonta y avergonzada por no tener
conocimiento suficiente para detener lo que sus sentidos le advertían, por no lograr
mantener contacto con el mundo mortal y por la ridícula idea de que no había nada
más allá y que los únicos que existíamos éramos los mortales y nosotros, los llamados
almas…
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