1VAKyeNMX

Todos callaron pero había algo extraño, desde hace 2 días antes, Carlos se dirigía a
Miranda algo cortante, ese día era cuando ella más necesitaba compañía, como la
buena compañía que le hacía Carlos, porque ese día hace un año, su padre había
muerto asesinado, y ese día tenía que ir con su madre a la delegación para solicitar
información del asesino de su padre, pero debería ir sola porque su madre tenía un
viaje de trabajo. Miranda necesitaba esa compañía, la que la hacía sentirse como una
princesa resguardada por un guardaespaldas.
Buscó en el mar de miradas, que había en el portón de la salida de su colegio, la
mirada oscura de Carlos pero, él fue el primero en salir de la clase de matemáticas.
Miranda no creía poder encontrarlo, así que tuvo que ir con su amiga, Danielle, para
que la acompañara a la delegación.
Mientras recorrían la calle del barrio donde se situaba el colegio, Miranda le manifestó las
raras actitudes y reacciones que últimamente le replicaba Carlos hacia sus preguntas.
Llegaron a la delegación y le dieron la noticia a Miranda quien con tan solo 15 años,
debía soportar; una noticia no tan buena… El asesino de su padre era aquel chico
de mirada oscura, de 17 años, quien en un asalto le quitó la vida a su progenitor,
Miranda con tan solo 2 años menos que Carlos, no solo tenía que dejar pasar como
desapercibido ese acontecimiento, sino que ella tenía que decidir si a ese joven le
quitarían la libertad por el resto de su vida debido al homicidio de su padre, o dejaría
pasar el que le arrancaran de su vida a la segunda persona más importante después
de su madre… Y quizá seguiría siendo amiga de Carlos o más que eso, ya que la había
ilusionado tanto que dejó de pensar en el colegio, en sus estudios, y en su futuro…
Días después de que Miranda reflexionara, pensó:
¿De qué le serviría seguir ilusionándose con alguien que no valía la pena?
Sus notas cada vez decaían más, y tenía muy bajas sus calificaciones de trabajo
cotidiano y todo por hablar con él y por estar en sus lecciones, navegando en sus
pensamientos e ilusiones con él.
Pero se dio cuenta que su destino no era enamorarse, sino hacer justicia por su padre,
quien tantos valores le inculcó y seguir su vida, sus estudios y su futuro.
129