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espondió con una voz sobrenatural.
- ¡Sí! Ya es hora.
-¿Le concederías un último deseo a este pobre viejo?- preguntó Juan.
El espectro asintió con la cabeza.
-Te voy a contar mi trágica historia: yo tuve una vida de lujos dinero le di todo lo que
necesitaran a mis dos hijos Cedric y Jimena. Tuvieron lo mejor siempre: teléfonos,
ropa, juegos de video paseos fuera del país… como fueron creciendo, tuvieron esposas,
hijos y se fueron alejando de mí y envejecí al punto de que se olvidaron que tenían
un padre y me dejaron solo en mi casa, entré en una terrible depresión y perdí todo,
carro, mi vida de lujo y mis amigos. Tanto que ahora soy un pobre viejo abandonado,
sin familia, con hambre, frío, qué tarde descubrí que el dinero no da felicidad. Por
favor, haz que mi muerte no sea dolorosa, no quiero sufrir más.
El espectro dijo:
- Solo cierra los ojos y respira profundamente que vamos a viajar.
Encontraron al viejo fallecido, en aquella casa destrozada, no tan solo y destrozada era
la condición de esa casa sino la soledad, el abandono que sufrió el pobre anciano por
no saber darles principios y valores a sus hijos. En sus últimos momentos descubrió
que el dinero no nos da la felicidad y a sus hijos les quedó aquel vacío al perder aquel
anciano que nunca trataron como su padre.
“Triste pero cierto, es una realidad que cada vez el dinero nos aparta más de nuestro
seres queridos, recuerda siempre tener un buen trato con toda la familia, especialmente
los adultos mayores ya que son nuestro mayor tesoro.”
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